- Eréndira Esperón Cervantes participó en el Seminario de Trayectorias de Investigación de Egresadas y Egresados de la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación
- Dio a conocer que el 60 por ciento de jóvenes que ingresan a este nivel generalmente desertan
Claudia Peralta Vázquez
Xalapa, Ver.- Al participar en la Mesa 3 del Seminario de Trayectorias de Investigación de Egresadas y Egresados de la Maestría en Estudios de la Cultura y la Comunicación (MECC) de la Universidad Veracruzana (UV), Eréndira Guadalupe Esperón Cervantes habló sobre los resultados de un proyecto en el cual colaboró entre 2017 y 2019, titulado “Configurar un proyecto de vida. La incidencia del género y la educación en las trayectorias de estudiantes de educación media superior de Xalapa”.
Como parte de su intervención en el foro realizado el viernes 19 de febrero, y organizado en el marco del décimo aniversario del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC), la joven presentó algunos resultados de este estudio que desarrolló en tres fases.
En él buscó responder principalmente a dos preguntas: ¿en qué sentido la educación recibida posibilita el alcance de esa expectativa? y ¿las construcciones de género que atraviesan las vidas de estos jóvenes inciden en su configuración?
Comentó que los hallazgos obtenidos no eran objetos por sí mismos del proyecto, pero sí derivados de sus líneas de investigación e intereses particulares.
Dio a conocer que la primera fase se realizó en 2017 mediante encuestas a estudiantes de nivel medio y superior, focalizada en bachilleratos de diferentes subsistemas de las regiones de: Ameca, Jalisco; Cuajinicuilapa, Guerrero, y Xalapa, Veracruz.
Dicha focalización obedeció a que estos estados guardan una uniformidad en el número central de abandono o deserción escolar, y además emplean diversos sistemas económicos y sectores productivos. En el caso de Jalisco y Guerrero, es el industrial; y en Veracruz, el de servicios.
Para esta exploración se hicieron las gestiones correspondientes y encuestas a estudiantes, con el fin de obtener una primera información relativa respecto a cuál era el continuum de mantenimiento y sostenimiento dentro de la educación media y superior.
Con relación a esto, dijo que una de las principales preocupaciones es que a raíz de la Reforma de Derechos Humanos, en 2011, y de Educación, en 2012, la educación media superior se estableció como obligatoria.
En esta obligatoriedad se encontró que hay un alto índice de deserción escolar, lo cual significa que el 60 por ciento de los jóvenes desertan, no culminan o tienen trayectorias discontinuas.
Por lo anterior, Eréndira Esperón, cuyas líneas de investigación tienen que ver con feminismos, identidades de género, movimientos sociales, trayectorias narrativas y educación, señaló que se han desarrollado diversos trabajos en distintas áreas, algunas de ellas son: antropología, sociología, pedagogía y otras que abordan estas experiencias y dan cuenta de por qué la aplicación de la obligatoriedad no implica el mantenimiento de los estudiantes en este sistema educativo.
Agregó que hasta hace muy poco la educación media superior era considerada por investigadores como un sistema sin identidad en término de procedimiento y equivalencia.
En cuanto a la segunda parte del estudio, se hizo una etnografía dentro del aula de un grupo asignado en un bachillerato; mientras que la tercera etapa consistió en entrevistas a profundidad basadas en hallazgos de la etnografía.
Respecto a los resultados, detalló que en la región de Xalapa, si bien hay casos de deserción escolar, más del 90 por ciento de los estudiantes que han desertado sí tienen la intención de regresar a la escuela.
Sus expectativas, dijo, son continuar los estudios porque saben que al concluirlos podrán ingresar al nivel universitario y esto, a su vez, propiciará un ascenso en la movilidad social.
Cabe señalar que los alumnos encuestados están catalogados en un nivel económico bajo, por lo que la incidencia de deserción escolar se correlaciona con sus ingresos.
Con respecto a la otra pregunta, hallaron que hay una manera sexista y misógina que incide en la forma de educar a los estudiantes, “o bien actitudes que hasta hace algunos años teníamos normalizadas y que permanecen”.
Eréndira Esperón se refirió a cómo estas configuraciones atraviesan la manera de recibir educación, acceso a oportunidades y la conformación de este proyecto de vida.
Asimismo, encontraron un “borramiento” sutil de los estudiantes en una posición de jerarquía y no de comunidad, en una posición de control de los cuerpos y no de libertad, ejercicio y desarrollo.
Aunado a esta invisibilización, hay un impulso de los estudiantes por autorregularse y no hacerse notar, tanto los destacados como los de bajos promedios. “Esto también se advierte en relación a sus pares, pues al no ser notorios les evitará agresiones”, apuntó.