- Investigadores de la UV y egresado desarrollan estudio sobre las bacterias que contiene la miel producida por estos insectos
- La miel de las abejas meliponas podría ser una miel fermentada por bacterias ácido lácticas (BAL) y levaduras
Paola Cortés Pérez
Xalapa, Ver.- Una investigadora del Instituto de Ciencias Básicas (ICB), un profesor de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) y un egresado de la Universidad Veracruzana (UV), aíslan y estudian las bacterias de la miel producida por las abejas nativas, para entender qué hacen y cómo pueden impactar en el organismo del ser humano.
Guiomar Melgar Lalanne, investigadora del ICB; Amaury Andrade Velásquez, profesor por asignatura en FCQ, y Raymundo Torres Moreno, egresado de la Facultad de Biología, hablaron sobre las bacterias detectadas en las abejas nativas y su miel, en el marco del programa “Tardes de Ciencia”, impulsado por la Dirección General de Investigaciones.
En la plática “Abejas nativas: comida, salud y ambiente”, Amaury Andrade y Raymundo Torres señalaron la importancia de las abejas nativas para la ecología.
“Las abejas son un eslabón importante en toda la ecología del mundo porque ayudan a las plantas a reproducirse, por lo que dependen de los polinizadores para vivir; si queremos conservar el ambiente no sólo debemos dejar de contaminar y deforestar, sino cuidar a las plantas y animales”, dijo Raymundo Torres.
Explicó que se les llama abejas nativas porque habitan en México y su aguijón al ser muy pequeño no le sirve para picar, sin embargo, han desarrollado otras estrategias para defenderse como el tener una mandíbula prominente.
Habitan en el Neotrópico, donde se puede encontrar una diversidad de 44 géneros de abejas sin aguijón y hasta 418 especies. En México se cuentan 11 géneros y 46 especies, siendo Melipona, Plebela y Scaptotrigona los géneros más aprovechados.
“La abeja Melipona Beecheii es la que mayor distribución tiene en el país, principalmente en los bosques tropicales. Ésta y otras abejas son aguijón son aprovechadas por las personas, quienes generalmente las cultivan en cajas pequeñas, vasijas de cerámica o en troncos recién cortados, para obtener miel y otros productos”, comentó Raymundo Torres.
Sin embargo, indicó que estos pequeños insectos están sometidos a muchos factores de riesgo: la introducción de la abeja europea –que ha generado una competencia de la que salen perdedoras–, la pérdida del hábitat y los patógenos.
Una manera en que las personas pueden ayudarlas es a través de la siembra de plantas nativas de la región, como salvia, heliconias o gallitos, cempasúchil y nochebuena, entre otras.
En tanto, Amaury Andrade habló sobre los productos que generan: jalea real, propóleo, polen, miel, cera y veneno para fines terapéuticos. Indicó que la composición de la miel depende de la especie, ubicación, año de cosecha y otros factores.
“En comparación con la miel producida por abejas europeas, tiene un mayor efecto bactericida, más concentración en polifenoles (compuestos antioxidantes), más líquida y menos viscosa.”
Andrade Velásquez destacó que la miel de las abejas meliponas podría ser una miel fermentada por bacterias ácido lácticas (BAL) y levaduras.
Cabe mencionar que las BAL son empleadas en la elaboración del yogurt y otros productos, también como cultivos probióticos ya que se complementan con las bacterias presentes en la flora intestinal y contribuyen al buen funcionamiento del aparato digestivo.
“Son insectos bastante interesantes, tienen un gran campo de estudio y una amplia gama de productos comerciales, generan beneficios para el ambiente y para la salud, son un orgullo mexicano”, concluyó.