TENEBRIOS: VISCOSOS ¡PERO SABROSOS!

Por: Edna Díaz, Sergio Albino, Antonio Guillén.

Red de Biología y Conservación de Vertebrados

 

Figura 1. Ciclo de vida del escarabajo T. molitor. Elaborado por Sergio Albino.

 

Resumen

Los gusanos de harina, al igual que los grillos y otros insectos son utilizados como alimento vivo para mascotas. En los últimos años su consumo ha ido en aumento convirtiéndose en el suplemento predilecto de anfibios, reptiles, aves y mamíferos pequeños, también han sido incluidos en la dieta humana en distintos países.

 

Palabras clave

Alimento vivo, Escarabajo, Larvas, Mascotas

 

Artículo

La producción de alimento vivo para mascotas ha ido en aumento en los últimos años, a nivel global. Los insectos son los más utilizados para este fin (grillos, zophobas, cucarachas, etc.), y una de las principales especies que se usa como alimento vivo son los conocidos como tenebrios o gusanos de harina (Tenebrio molitor). Lo que pocos saben es que, en realidad, estos “gusanos” son larvas de un escarabajo de origen europeo. Allí son considerados como plaga, ya que pueden destruir alimentos almacenados, como granos y harinas. Sin embargo, de manera natural cumplen un rol fundamental en los ecosistemas, debido a su capacidad de transformar la materia orgánica en compuestos ricos en energía. Además, pueden alimentarse de casi cualquier tipo de materia vegetal, así como de productos de origen animal.

Figura 2. Muestra el contenido nutricional en 100 g de larvas del escarabajo T. molitor. Elaborado por Sergio Albino.

 

Estos escarabajos presentan una metamorfosis completa, es decir, su ciclo de vida se compone de cuatro etapas de desarrollo bien diferenciadas: huevo, larva, pupa y adulto. El periodo de tiempo que transcurre entre una etapa y otra puede variar según las condiciones de temperatura, de humedad y de disponibilidad de recursos, como alimento y agua. Sus huevos son de color blanco, en forma de frijol, y eclosionan en aproximadamente 6 días tras la puesta. Cuando las larvas emergen, presentan una coloración entre amarilla-marrón, con un tamaño que varía entre los 1.5 mm y los 4.5 cm de largo. Las larvas tienen un exoesqueleto (o muda) que puede ser remplazado hasta 18 veces. Durante la última muda, la larva se transforma en una pupa de forma curva y de color blanco, con protuberancias que se convertirán más adelante en antenas, alas y patas funcionales. Las pupas carecen de boca y ano, por lo que no comen. Tampoco tienen movilidad, lo que las hace vulnerables a ser depredadas; se ha documentado la existencia de canibalismo en el que, a falta de recursos alimenticios las larvas se comen a las pupas para poder continuar con su desarrollo. Al término de esta etapa, emergerá el organismo adulto. Este escarabajo suele vivir entre 2 y 3 meses en óptimas condiciones, y presenta un exoesqueleto suave de coloración negra que, a medida que transcurre el tiempo, se va endureciendo cada vez más. A pesar de tener alas duras, no puede volar. Un adulto de T. molitor puede poner cientos de huevos.

 

Figura 3. Colonia de larvas de T. molitor. Autor: Edna Díaz

 

Las larvas de tenebrio contienen un alto contenido proteico y también grasas, fibras, aminoácidos y minerales. Además, su crianza es relativamente sencilla: pueden ser alimentadas con una variedad de frutas y hortalizas, alimentos de los cuales extraen el agua y nutrientes que necesitan. Por ello, en los últimos años los tenebrios han adquirido gran importancia económica, llegado a convertirse en una importante fuente de alimento de alta calidad, y un suplemento alimenticio para mascotas. También son muy utilizados en los zoológicos y bioterios. En la Red de Biología y Conservación de Vertebrados se emplean para alimentar a anfibios, aves y pequeños mamíferos silvestres, mientras se mantienen en observación antes de ser liberados en su hábitat natural.

A nivel industrial, los tenebrios han tenido gran éxito, pues han sido incorporadas a la dieta de cerdos y aves de engorda, en los que se ha detectado un incremento de peso sin ningún efecto adverso en la salud de los animales. Por tal motivo, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), en el año 2013 aprobó los gusanos de la harina para el consumo humano. Esto supone un punto de partida y de inflexión para la incorporación de insectos en nuestra dieta ya que pueden ser utilizados en la fabricación de harinas, curry, galletas, pasta, pan y carne de hamburguesa. Cabe destacar que estas harinas son libres de gluten, por lo que pueden ser consumidas por personas alérgicas a esta proteína.

 

Figura 4. Se observa un murciélago moreno (Eptesicus fuscus), alimentándose de larvas de T. molitor. Autor: José Nava

 

México de manera histórica, es uno de los principales consumidores de insectos a nivel mundial. La entomofagia (acción de consumir insectos) se practica en nuestro país desde antes de la época de la conquista; las culturas prehispánicas elaboraban sabrosos y nutritivos platillos considerados unos verdaderos manjares, que forman parte de nuestra gastronomía mexicana actual. Por tanto, no es difícil predecir que en México se replicará la producción de los gusanos de harina de manera industrial y con gran éxito comercial, tanto para mascotas. Granjas de animales y para consumo humano.

 

Pie de figuras:

Figura 1. Ciclo de vida del escarabajo T. molitor. Elaborado por Sergio Albino.

Figura 2. Muestra el contenido nutricional en 100 g de larvas del escarabajo T. molitor. Elaborado por Sergio Albino.

Figura 3. Colonia de larvas de T. molitor. Autor: Edna Díaz

Figura 4. Se observa un murciélago moreno (Eptesicus fuscus), alimentándose de larvas de T. molitor. Autor: José Nava

 

Referencias:

Medrano Vega, L. C. (2019) Larvas de guano de harina (Tenebrio molitor) como alternativa proteica en la alimentación animal. Tesis de licenciatura, UNAD, Bogotá, Colombia. Pp. 44.

Ramos-Elorduy, J., & Viejo Montesinos, J. L. (2007). Los insectos como alimento humano: Breve ensayo sobre la entomofagia, con especial referencia a México. Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural Sección Biológica102(1-4), 61-84.

Viesca González, F. C., & Romero Contreras, A. T. (2009). La entomofagia en México. Algunos aspectos culturales. El Periplo Sustentable, 57-83.