CUIDADO CON LOS HONGOS TÓXICOS
Por: Ángel Emmanuel Saldivar1, Enrique Cesar Crivelli1
1 Herbario XAL, Instituto de Ecología A.C. Xalapa, Veracruz
Resumen
En nuestro país hay una arraigada tradición por consumir hongos silvestres comestibles. Además de los hongos comestibles también existen especies de hongos tóxicos que pueden ser mortales al consumirlos.
Palabras clave: toxinas, micetismos, hongos venenosos
Desde tiempos antiguos el humano ha aprovechado a los hongos como alimento y México es un referente mundial cuando se habla de este tema. En sitios cercanos a los bosques de pinos y encinos donde los hongos crecen en abundancia durante el temporal de lluvias, algunos grupos étnicos que conservan conocimientos tradicionales acostumbran a recolectar y consumir hongos silvestres. En algunas ciudades del país es posible encontrar hongos de este tipo comercializándose en los mercados locales.
Es muy importante tener certeza de las especies que se consumen, ya que existen también especies de hongos venenosos y muchas veces resulta difícil distinguir entre especies comestibles y tóxicas. Existen muchos mitos sobre “pruebas” para reconocer una especie tóxica de una comestible, como hervir un hongo con un ajo para comprobar si se trata de un hongo tóxico, o basarse en un color o en un aroma o incluso observar si al ser consumidos por un animal hay algún efecto. La realidad es que no existe una fórmula general para esta finalidad, la única forma de saberlo es reconocer con detalle cada especie comestible para no confundirla con alguna otra.
Los hongos tóxicos presentan diversos tipos de sustancias, conocidas como micotoxinas y su ingesta provoca envenenamientos conocidos como micetismos. Según la sintomatología y el tiempo transcurrido entre la ingestión y la aparición de los síntomas, las intoxicaciones por hongos pueden clasificarse en dos tipos: de corto periodo de incubación (toxicidad temprana) y de largo periodo de incubación (toxicidad retardada). Basados en los efectos y las sustancias que los provocan, los micetismos más comunes se clasifican en faloidiano, muscarínico, gastrointestinal, y cerebral (Guzmán, 1980). El micetismo faloidiano es ocasionado por especies del género Amanita como A. phalloides y A. verna. Estas especies producen falotoxinas (faloidina, faloina y falacidina) y tienen efectos muy graves ya que pueden producir la muerte de las personas que las ingieren, incluso consumiendo solo una pequeña fracción de ellos. Los síntomas comienzan entre las 10 y 48 horas de haberlos consumido y se presentan en forma de ardor y dolor de estómago, vomito frecuente, sudoración intensa, diarrea abundante, calambres, pulso débil y acelerado, insuficiencia renal y alteración en la función del hígado. Se estima que la mayor parte de los envenenamientos graves o mortales por hongos se debe a este micetismo. El micetismo muscarínico es ocasionado también por especies del género Amanita como A. muscaria y A. pantherina. Estas especies producen tóxinas muscarínicas (muscarina, muscardina y micoatropina) que actúan sobre el sistema nervioso parasimpático provocando vómitos, diarrea, cólicos intestinales, sudoración, salivación, dificultad respiratoria y temblores entre otros síntomas. Este tipo de intoxicación puede ser grave pero rara vez ocasiona la muerte. El micetismo gastrointestinal es habitual y se presenta de principalmente en forma de nauseas, dolor de estómago y diarrea. Son diversas especies las que pueden provocar este micetismo mayormente si se comen crudas, por ejemplo Omphalotus olarius, Russula emetica, Boletus satanas, y Panaeolus antillarum. El micetismo cerebral es aquel que actúa sobre el sistema nervioso central y provoca cambios en el estado mental, modificando la percepción visual y auditiva, ocasionando cambios emocionales y de entendimiento, además de alteraciones del ritmo cardiaco. Este micetismo es provocado principalmente por ciertas especies del género Amanita, Psilocybe, Gymnopilus y Panaeollus que producen toxinas como el ácido iboténico, muscimol, psilocibina y psilocina.
En la zona centro del estado de Veracruz es habitual encontrar en los mercados personas dedicadas a la comercialización de hongos silvestres, quienes conocen muy bien a los hongos que se pueden comer por el conocimiento tradicional que tienen y que ha podido perdurar a través del tiempo. Sin embargo, existen casos lamentables sobre intoxicaciones y muertes por consumo de hongos. Por ejemplo, en el estado de Chiapas entre los años 2005 y 2013 se presentaron al menos 85 casos en los que murieron 31 personas. El estado de Veracruz no está exento de estas situaciones. En octubre de 1987, una familia del municipio de Villa Aldama sufrió una fuerte intoxicación al confundir una especie comestible con Amanita virosa, lo cual provocó la muerte de dos niños por micetismo faloidiano y las otras personas sobrevivientes presentaron dolores abdominales, diarrea sanguinolenta, vómitos y somnolencia. Otro caso reciente sucedió en septiembre de 2020 en el municipio de Acajete Puebla, en donde murieron tres personas en el hospital por micetismo faloidiano otra vez debido a la confusión de hongos tóxicos con especies comestibles.
En nuestro país se conocen alrededor de 50 especies tóxicas, de las cuales 5 son mortales, por ello, es necesario hacer un llamado a no consumir hongos silvestres que no conocemos, ya que es indispensable poder identificar los hongos que quieran usarse como alimento y evitar posibles confusiones e intoxicaciones. En caso de estar interesados en consumirlos, debemos acercarnos a taxónomos expertos o confirmar por medio de hongueros tradicionales que por muchos años han conocido y aprovechado estos recursos y de quienes podemos recibir las indicaciones necesarias para consumirlos.
Para saber más
Guzmán, G. 1980. Las intoxicaciones producidas por los hongos. Ciencia y Desarrollo 52: 129-134.
Guzmán, G. 1987. Un caso especial de envenenamiento mortal producido por hongos en el estado de Veracruz. Revista Mexicana de Micología 3: 203-209.
Ruan-Soto, F. 2018. Intoxicaciones por consumo de hongos silvestres entre los tzotziles de Chamula, Chiapas, México. Sociedad y Ambiente 6: 7-31.
Pies de Figura
Slider: Fructificaciones de amanita muscaria. Crédito: A. Saldívar