Y …. CAPULÍN COLORADO, ESTE CUENTO NO HA ACABADO

Maite Lascurain1, Edelmira Linares2 y Robert Bye2

1 Red Ambiente y Sustentabilidad, Instituto de Ecología, A. C.

2 Jardín Botánico del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México

 

Capulín agarroso: Foto: Sergio Avendaño

Nuestro país tiene una extraordinaria variedad de frutos denominados capulines o capulincillos. La palabra capulín proviene del náhuatl capuli o capoli que se refiere al nombre del mismo árbol. Según Maximino Martínez (1979) capulín es un nombre que se aplica a muy diversas plantas que tienen frutos globosos de 5-10 mm y en general son comestibles, también dice que los llamados capulincillos en su mayoría no son comestibles, bajo esos nombres comunes el botánico menciona más de 40 especies.

Nosotros hemos definido al capulín como fruto pequeño, redondo, comestible, de diferentes tonalidades que van de púrpura al rojo brillante. Son árboles y arbustos que con frecuencia tienen gran producción de frutos, esto los convierte en un excelente alimento para aves y pequeños mamíferos que actúan como agentes dispersores, también tienen sorprendentes propiedades antioxidantes y vitaminas. Según la región que se trate, los capulines son para autoconsumo y venta, se consumen crudos o hervidos en helados, paletas, atoles, tamales, agua fresca, mermeladas, licores y guisos. El sabor de los capulines varía entre dulce, amargo, ácido y en ocasiones astringente.

Los capulines han sido objeto de atención desde el siglo XVI, en el caso de “Historia general de las cosas de la Nueva España” (1557) escrito en náhuatl y castellano por Bernardino de Sahagún, una versión es el Códice Florentino con 2 000 ilustraciones. Una interpretación de los capulines que ahí se menciona la resumimos de la siguiente manera: a los árboles capuli o capulquauitl los españoles les llaman cerezos porque son semejantes a los de España; los cerezos que se llaman eloxapuli, son frutos más grandes y sabrosos; los tlaolcapuli, tienen el fruto menor; los xitomacapuli, son cerezas grandes con mucho jugo.

Capulín de tierra fría. Foto: Sergio Avendaño

El Códice de la Cruz Badiano (escrito en 1552) menciona el elocapolin y consigna su uso medicinal contra la psora, que actualmente tiene varias interpretaciones: a) conocida como psoriasis (manchas en la piel rojas y escamosas que causan picazón), b) enfermedad articular (contra el dolor articular), c) sarna. En este códice la preparación del remedio incluye un cocimiento en agua de la combinación de elocapolin con varias plantas y raíces al cual se le agrega incienso y yema de huevo, y recomienda su aplicación local en las pústulas o úlceras.

Otro antiguo testimonio de los capulines está en la obra del médico Francisco Hernández, en “Historia General de la Nueva España”, recopilación hecha entre 1571 – 1576, incluye unas 3 000 especies de plantas y 500 animales. Ahí podemos encontrar diferentes tipos de capulines como el capolín o cerezo dulce de Indias con tres variedades: el xitomacapolin, el helocapolin y el totocapolin; el capolín que nace junto al Río de Alvarado con muchas semillas. Hernández dice muy acertadamente que: son muchos y de distintos géneros los árboles que, por extensión, reciben el nombre de “capulín” … producen frutos provistos de semilla abundante y pequeña”.

En efecto, el grupo de los capulines es un complejo, esto es, un grupo de plantas que comparten ciertas características de sabor, olor, forma, nombre común y pueden pertenecer a uno o a varios grupos taxonómicos distintos. Los capulines forman parte de un complejo que comparte el nombre común, color y forma del fruto que es muy similar entre ellos. Por lo general, cada complejo etnobotánico se determina por las “especies distintivas” que comúnmente se reconocen en un amplio rango geográfico (Bye y Linares 2016). En el caso del complejo capulín, la especie distintiva es Prunus serotina nativa desde Costa Rica, México y Estados Unidos hasta el sur de Canadá, incluye cinco subespecies. La forma domesticada del capulín es Prunus serotina subsp. capuli, común en el centro de México. En el noroeste del país, los frutos de los capulines de P. serotina, (junto con P. gentry y P. zinggii) son consumidos por los miembros de los pueblos originarios como los Tarahumara, Tepehuan y Warihio (Martin et al., 1998; Pennington 1963 y 1969). Desde Tamaulipas y Nuevo León hasta Querétaro e Hidalgo, se consume la pulpa de color negro rojizo del capulín o capulincillo de Karwinskia humboldtiana; la “piedra” (semilla) es tóxica y causa parálisis (Standley 1920-1924).

 

Atole de capulín de mayo. Foto: Maite Lascurain

 

En Veracruz hay varios capulines muy comunes que podemos observar en los mercados, en los jardines o huertos de las casas como, por ejemplo: el capulín de mayo, chagalapoli (Ardisia compressa); capulín cotorro (Conostegia xalapensis); capulín agarroso, escobillo (Eugenia capuli); capulín corona, coronilla, palo de brujo (Xylosma flexuosa) y capulín, capulincillo, puan (Mutingia calabura). El capulín de zonas templadas (Prunus serotina subsp. capuli), contiene una semilla pequeña que se tuesta con sal, se muerde (¡cuidado para aquellos que no gozan de buena dentadura!) y se obtiene una almendrita deliciosa.

Estamos estudiando el complejo de los capulines de México y las primeras revelaciones apuntan a que hay una gran diversidad de especies y su rango de distribución climática y altitudinal es muy amplio, desde los templados en las altas montañas hasta los cálidos húmedos a nivel del mar. ¡Todavía falta documentar muchas otras bondades de estos interesantes frutos!

Y … capulín colorado, esta historia no ha acabado, continuará …

Referencias

Bye, Robert, & Edelmira Linares. 2016. Ethnobotany and ethnohistorical sources of Mesoamerica, En Rafael Lira. Alejandro Casas, & José Blancas (eds.), Ethnobotany of Mexico – Interactions of People and Plants in Mesoamerica. New York: Springer. Pp. 41-65.

De la Cruz, Martín, Badiano, Juan. 1964. Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis. Seguro Social, México.

Hernández, Francisco. 1959. Historia Natural de la Nueva España. UNAM, México.

Martínez, Maximino. 1994. Catálogo de nombres vulgares y científicos de plantas mexicanas. Fondo de Cultura Económica, México.

Martin, Paul S., David Yetman, Mark Fishbein, Phil Jenkins, Thomas R. Van Devender, & Rebecca K. Wilson (eds.). 1998. Gentry´s Río Mayo Plant, the tropical deciduous forest & environs of northwest Mexico. Tucson, AZ: University of Arizona Press. 558 p.

Pennington, Campbell W. 1963. The Tarahumar of Mexico, their environment and material culture. Salt Lake City, UT: University of Utah Press.

Pennington, Campbell W. 1969. The Tepehuan of Chihuahua, their material culture. Salt Lake City, UT: University. of Utah Press. 413 p.

Sahagún, Bernardino de. 1956. Historia General de la Nueva España. Editorial Porrúa, México.

Standley, P.C. 1920-1926. Trees and Shrubs of Mexico. Contributions from the United States National Herbarium 23: 717.

 

Pie de figura:

Capulín agarroso: Foto: Sergio Avendaño

Capulín de tierra fría. Foto: Sergio Avendaño

Atole de capulín de mayo. Foto: Maite Lascurain