Cuando visito sitios arqueológicos suelo pensar e imaginar las plantas que había en el entorno, por ejemplo, las que la gente cuidaba en pequeños huertos, o bien las que adornaban caminos, acequias, templos, escuelas o viviendas, esto me recuerda lo que John Muir (1919), naturalista escocés, escribió en The Yosemite: “La necesidad de disfrutar de la belleza de la naturaleza se manifiesta en esos jardines diminutos que los pobres tienen en sus ventanas, así se trate de un esqueje de geranios metido en una taza rota, del mismo modo en que se manifiesta en los jardines rebosantes de rosas y de lirios que tienen los ricos”.
Read More