- La antropóloga histórica señaló que la muerte es un proceso natural y social que no se debe sistematizar
José Luis Couttolenc Soto
Xalapa, Ver.- Para la antropóloga histórica Lilia Cañedo Morales, la diferenciación social se puede observar cuando se visita un cementerio, en donde al mirar una tumba, nicho o cripta familiar que tienen determinados elementos iconográficos y estructurales, se puede deducir la situación económica del difunto o difunta, por lo que considera que los panteones son una reproducción de la sociedad y su división en clases.
La investigadora participó el viernes 30 de octubre en el conversatorio “Muerte, tecnología y pandemia”, que formó parte de la jornada funeraria organizada por el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación (CECC) de la Universidad Veracruzana (UV).
Apuntó que en los ritos mortuorios las nuevas generaciones ya no van a vivir el proceso de acompañamiento hasta la disposición final del cuerpo (en el cementerio), lo que enfrentará dos situaciones: cómo se vivía y entendía la muerte antes del Covid-19, y la actual que la tecnología bombardera con información que hace que la muerte se perciba de manera fría.
Con experiencia en visitadas guiadas en el Antiguo Cementerio 5 de Febrero de la ciudad de Xalapa, que representa un conjunto monumental con mucha historia, Cañedo Morales refirió que los adultos mayores se identifican con este tipo de panteones en el que existe un momento de relación e interacción con las tumbas y lo que transmiten estos espacios; en tanto, los jóvenes no tienen la misma apropiación del espacio y de las cosas.
Las desigualdades se juntan en las pantallas y las tecnologías
Axel Juárez, participante también del conversatorio, consideró que es “ingenuo” pensar que la forma de recordar a los muertos en México va a ser la misma que en Suiza, Corea del Sur o África; “las desigualdades económicas y las inequidades ya existentes y que estaban expuestas en otros aspectos, se están aglutinando en torno a las pantallas y las tecnologías”.
Dijo que se está desatando un debate en torno al acceso a la conexión de Internet, para que se le considere como un servicio básico –como la luz, gas y agua–“que debe ser subsidiado, además de que se requiere la alfabetización en el uso de aparatos, pero para eso se requiere el Internet”.
Agregó que con las nuevas prácticas tecnológicas y la institucionalización en la transmisión de duelos y funerales, se puede estar despojando el aura que tiene un ritual tan importante para nuestra cultura como los es la muerte.
Para culminar las actividades de la jornada funeraria del CECC, el escritor Felipe Garrido dio lectura a tres cuentos cortos: “Un soplo de aire”, “Campo Santo” y “Día de Muertos”.