- “Una forma de hacer frente a la crisis ambiental es rescatar nuestras culturas, sus conocimientos tradicionales, su cosmovisión”: Angélica Daniela Aguilar Granados
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver.- Angélica Daniela Aguilar Granados presentó la tesis “Participación comunitaria y vinculación intersectorial para el cuidado del patrimonio biocultural de la cultura nahua y la sustentabilidad en el territorio que conforma el municipio de San Andrés Tenejapan en la sierra de Zongolica”, para obtener el grado de Licenciada en Gestión Intercultural para el Desarrollo por la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), sede Grandes Montañas, de la Universidad Veracruzana (UV).
El jurado estuvo integrado por Luis Adrián Figueroa Cessa (asesor de tesis), Shantal Meseguer Galván (lectora interna) y Humberto Hernández Eslava (lector externo).
La investigación está conformada por seis capítulos: Planteamiento del problema; Panorama general del municipio; Patrimonio biocultural del lugar; Investigación vinculada para la gestión; Fomentando la colaboración intersectorial para el cuidado del patrimonio biocultural de San Andrés Tenejapan, y Reflexiones finales en mi formación como gestora intercultural para el desarrollo.
“Mi introducción en San Andrés me permitió darme cuenta que aún hay mucho por hacer, que la colectividad, organización, participación y el respeto a la tierra sigue resistiendo en sus rituales, en las mayordomías, en las asambleas y que es importante reforzar estos elementos y rescatar la memoria colectiva”, se lee en el documento.
Entre las sugerencias que plantea, hay una para las autoridades del lugar y versa sobre “la generación de estrategias para cuidar el medio ambiente, teniendo en cuenta el ecosistema tan rico del municipio y que ha pasado por diversos procesos de recuperación luego de la deforestación, de los incendios forestales, de la tala y extracción de especies”.
Al tiempo que puso sobre la mesa el planteamiento de elaborar un plan de manejo ambiental, “no con el fin de privatizar el uso de la naturaleza sino para regular las acciones que en ella impactan y saber actuar ante los impactos negativos que pueda tener el ecosistema”.
Independiente de los aportes que se buscan desde la Universidad, al intervenir en regiones interculturales, uno de los aportes de esta investigación, expuso Angélica Daniela Aguilar, tiene que ver con la documentación de un espacio que ha sido poco estudiado.
“San Andrés Tenejapan, como muchos municipios, tiene una gran riqueza natural y cultural que poco ha sido documentada”, remarcó la joven oriunda del municipio de Acultzingo.
Por ello, la intervención que realizó incluye la generación de contenidos sobre el lugar y, sobre todo, la participación y voces de las personas del mismo. “Más allá de ello, mi tema, tomado desde la perspectiva de patrimonio biocultural, deja ver cómo es concebido este axioma por parte de las personas”.
Con su trabajo pudo observar que ese patrimonio biocultural está ahí, se mantiene, “y debido a las relaciones dicotómicas que se han establecido entre el ser humano y la naturaleza, se encuentra cada vez más en peligro”.
Aunado a ello, remarcó que la crisis ambiental invita a reflexionar cuán importante es el patrimonio biocultural y seguir con esa relación que los pueblos originarios mantienen con la naturaleza.
“Una forma de hacer frente a la crisis ambiental es rescatar nuestras culturas, sus conocimientos tradicionales, su cosmovisión. Creo que mi trabajo es relevante y pertinente dada la situación socioambiental que enfrentamos.”
Al preguntarle cuál fue el mayor reto o desafío que enfrentó en su intervención, compartió que sigue siendo la apuesta por el cambio social. “En mi intervención siempre busqué un bienestar común, que las personas se empoderaran de su patrimonio, pero a veces es un poco complicado incentivar la participación y reflexión”.
En los inicios de la intervención, admitió que fue difícil que las personas participaran: “Hubo ocasiones en que a las reuniones que realizábamos llegaban pocos y a veces mostraban sus opiniones. Había una participación pasiva, con ello me di cuenta que era necesario incluir estrategias de animación o buscar otras formas de que las personas participaran”.
Poco a poco la población se involucró, lo cual permitió que hubiera buenos resultados. Sin embargo, Angélica consideró que se trata de un proceso constante en el que es necesario seguir trabajando para lograr una sociedad justa y equitativa.
En ese tenor, destacó su sentir al ser egresada de la UVI pues para ella, dicha entidad académica es un espacio de “expresión, libertad y resistencia, un lugar donde puedo ser yo, con mi modo de pensar, sin que esto sea un problema”.
Cuando impartió clases, a través del Consejo Nacional de Fomento Educativo, supo de su interés por el trabajo comunitario y ello lo complementó al llegar a la UVI. Cursar ahí sus estudios superiores le ayudó a ver su realidad, la de su familia y comunidad, y cambiarla; así como ser más crítica, comprensiva y empática.