Toxoplasma gondii: ¿un parásito que hace zombis?
Antonio Acini Vásquez Aguilar y Dolores Hernández Rodríguez
Red de Biología Evolutiva, Instituto de Ecología A.C.
Resumen
La toxoplasmosis es una enfermedad distribuida en todo el mundo que afecta a una gran diversidad de especies. El responsable de esta enfermedad es el parásito Toxoplasma gondii que se caracteriza por modificar la conducta de su hospedero.
Palabras clave
Gatos, Toxoplasmosis, zoonosis
Los zombis son considerados entes que pueden volver a la vida y que carecen de voluntad propia. Este concepto tiene su origen en una figura legendaria del vudú haitiano y se trata de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. Sí bien, esto tiene una connotación mágica-religiosa, es sorprendente encontrar en la naturaleza parásitos capaces de modificar la conducta de su hospedero hasta el punto de carecer de voluntad, tal es el caso de Toxoplasma gondii.
¿Quién es Toxoplasma gondii?
Toxoplasma gondii, (T. gondii) es el agente causal de la enfermedad conocida como toxoplasmosis. Este parasito fue descubierto en 1908 en el hígado y bazo de un roedor (Ctenodactylus gundi) del Norte de África, y lleva su nombre debido a su forma arqueada (toxon: arcos) y por el nombre del roedor en el que fue descubierto (Figura 1). Es un parásito intracelular obligado que pertenece al phylum Apicocomplexa, en donde se encuentran más de 5000 parásitos incluido Plasmodium spp. agente responsable de la malaria. T. gondii presenta tres estadios infectivos: el taquizoíto, el quiste tisular y el ooquiste. El taquizoíto es móvil, se disemina rápidamente y tiene una forma semilunar. El quiste tisular se disemina a menor velocidad y contiene bradizoítos. Tanto el taquizoíto como el quiste tisular resultan de la multiplicación asexual. Por otro lado, el ooquiste es el estadio ambiental en el cual los esporozoítos están protegidos y se generan por reproducción sexual dentro del intestino de las diferentes especies de félidos.
Ciclo de Transmisión
Los gatos son personajes principales de esta historia, ya que son los hospederos principales y junto con el resto de los félidos, son los únicos hospederos en los el que el parásito puede producir los ooquistes que son excretados en las heces hacia el medio ambiente. Estos ooquistes son muy resistentes, por lo que pueden sobrevivir por mucho tiempo y cuando son ingeridos por otros hospederos, como aves, ratones, vacas o incluso humanos, se produce la infección (Figura 2). Dentro del nuevo hospedero los ooquistes emergen y se multiplican, formando quistes tisulares para protegerse de los ataques del sistema inmunitario, en este quiste, el parásito se multiplica muchas veces hasta el punto de romper el quiste y migrar hacia otros órganos, incluido el cerebro, en donde se forman nuevos quistes. El ciclo de replicación del parásito causa la enfermedad conocida como toxoplasmosis, la cual afecta a prácticamente todas las especies de vertebrados del planeta.
La mayoría de las transmisiones de T. gondii a los humanos son causadas de forma horizontal, por la ingestión de quistes tisulares en carne infectada o por la ingestión ooquistes esporulados presentes en el suelo, el agua o alimentos contaminados, normalmente derivados del medio ambiente o, con menos frecuencia, a partir del contacto directo con heces de felinos infectados. En el caso de las mujeres embarazadas, puede haber transmisión vertical (de la madre al feto) vía placentaria, con complicaciones serias para el feto, fenómeno que se conoce como transmisión congénita (Figura 2). En las distintas especies animales también puede haber transmisión vertical provocando abortos que, en el caso de animales de producción como los bovinos, ovinos y caprinos, puede provocar importantes pérdidas económicas.
¿Y los zombis?
Si bien T. gondii no crea zombis, sí es capaz de modificar la conducta de su hospedero hasta el punto de que carezcan de voluntad propia, esto ha sido estudiado especialmente en ratones, una de las principales presas de los gatos y también uno de los principales hospederos de T. gondii. La modificación de la conducta sucede cuando T. gondii infecta el cerebro de los ratones, el cual se encarga de controlar todas las funciones vitales, provocando que los ratones, quienes instintivamente se alejan de los gatos, pierdan el miedo a ser devorados al alterar la función del órgano vomeronasal haciendo el olor de los gatos atractivo en vez de causar estrés y dejando de representar una amenaza mortal. T. gondii logra que los ratones pierdan el miedo a los gatos al punto de que un ratón pueda mirarlos de cerca y de frente, cara a cara, por lo que se dice que el parásito puede convertir a los ratones en zombis fáciles de manipular para ser ingeridos por los gatos y así continuar con el ciclo de transmisión del parásito (Figura 3). Esto sucede porque, una vez que el parásito está dentro del cerebro de un ratón, puede interrumpir la comunicación de las células cerebrales en un área del cerebro llamada amígdala, que es la región del cerebro encargada del procesamiento de la memoria, la toma de decisiones y las respuestas emocionales; incluyendo el miedo y la agresión, por lo que los ratones con infecciones cerebrales por T. gondii se acercan al sus depredadores conduciéndose prácticamente directo a su muerte, como muertos vivientes, como zombis.