LAS FLORES DE ASTROCARYUM MEXICANUM DELICIA PARA ESCARABAJOS Y HUMANOS

Por: Sonia Galicia1, Arith F. Pérez1 y Edith Carrera Sánchez2.

1 Red de Biología Evolutiva, Instituto de Ecología, A.C.

2 Selva del Toztlan, A.C.

 

Resumen

La palma Astrocarium mexicanum, conocida comúnmente como chocho, es un recurso natural de las selvas tropicales húmedas y tradicionalmente su inflorescencia se consume de manera local en diversos guisos. Pero también en la naturaleza, miles de escarabajos se concentran en cada inflorescencia del chocho a consumir polen. Esta palma tiene una interesante estrategia para asegurar la reproducción cruzada: las flores femeninas maduran antes que las masculinas y en la maduración de las flores genera calor que ayuda emitir los aromáticos volátiles que atraen a los escarabajos polinizadores. La sobreexplotación de este recurso y en especial por las prácticas poco sustentables se llegó a amenazar la continuidad de este recurso. No obstante, la promoción su siembra y mejores prácticas de aprovechamiento son pasos importantes para asegurar la continuidad del consumo de las flores del chocho, tanto por los polinizadores como por las personas que gustan de esta delicia.

 

Palabras clave

Astrocaryum mexicanum, chocho, palmas

 

Artículo

Figura 1. Palma de chocho en su hábitat natural. Foto: Edith Carrera Sánchez.

Las palmas son un grupo de plantas que abundan en las selvas tropicales. Son un recurso no maderable de importancia socioeconómica debido a los múltiples usos que se dan a hojas tallos, flores y frutos. Después de las gramíneas y leguminosas, las palmas se sitúan como el siguiente grupo vegetal en importancia económica. Las palmas son empleadas para satisfacer necesidades básicas de las comunidades locales: alimentación, construcción, medicinal, herramientas, ceremonias, ornamentales, reforestación, comercio y artesanía. Sin embargo, algunos usos se están perdiendo debido a los cambios socioculturales en las comunidades. Dentro de las palmas comestibles destacan las inflorescencias inmaduras de Astrocaryum mexicanum, Chamaedora alternans y Chamaedora tepejilote; estas son una fuente importante de proteína, fibra, minerales e hidratos de carbono.

Figura 2. Abeja nativa Trigona fulviventris visitando las inflorescencias del chocho. Foto: Francisco J. Gómez Marín

Astrocaryum mexicanum (conocida comúnmente como chocho, acté, chapay, chicalito, chichón, etc) es una palma de la tribu Cocosoidae de la familia Arecaceae, muy abundante en selvas húmedas del Golfo de México y sur del País extendiéndose a América Central (Figura 1). Las palmas adultas del chocho alcanzan de 5 a 7 m de altura y el tronco puede tener entre 5 a 20 cm de diámetro. Una de las principales características de esta palma es que todas sus estructuras, de las raíces hasta las flores y frutos están cubiertas de espinas planas. Las espinas en el troco alcanzan los 5 cm de largo. El chocho es una palma monoica, es decir cada planta produce flores femeninas y flores masculinas; sexos separados. Tanto las flores masculinas como las femeninas se agrupan en una misma inflorescencia. Al centro, a lo largo del eje de la inflorescencia se distribuyen de 20 a 30 flores femeninas y estas están rodeadas por casi 5000 flores masculinas. Pese a la enorme cantidad de flores masculinas y que estas producen millones de granos de polen, la reproducción en esta especie requiere de la llegada de polen de otra planta. Si bien las flores masculinas y femeninas están físicamente separadas, es la separación de las funciones sexuales en el tiempo lo que determina la reproducción cruzada en esta especie de palma. Dentro de una inflorescencia, las flores femeninas, al centro de la inflorescencia, maduran por la mañana, alrededor de las cinco de la mañana y están receptivas al polen. Sin embargo, en ese momento las flores masculinas de la inflorescencia están inmaduras y no hay liberación de polen dentro de la inflorescencia. Veinte horas después, las flores femeninas pierden viabilidad o ya fueron polinizadas, y solo entonces comienza la maduración de las flores masculinas alcanzando su máxima liberación de polen también alrededor de las cinco de la mañana, un día después a la maduración de las flores femeninas. La enorme cantidad de polen que se libera es un exuberante banquete para muchos insectos, pero en especial para cuatro especies de escarabajos en la familia Nitidulidae. Estos escarabajos se concentran por miles en las inflorescencias del chocho siendo los principales polinizadores de esta especie. Curiosamente, durante la maduración de ambos tipos de flores, la inflorescencia genera calor, termogénesis, que ayuda a la liberación de volátiles que atraen a los escarabajos a las inflorescencias. Los escarabajos que terminan de alimentarse del polen en una inflorescencia senescente son atraídos a una nueva inflorescencia que recién madura sus flores femeninas en otra planta. Los escarabajos llegan a esta nueva inflorescencia cargados de polen a esperar la maduración de las flores masculinas. En esa espera, los escarabajos polinizan las flores femeninas y así la planta asegura su reproducción cruzada y la formación de nuevas semillas viables. La temporada de floración comienza del chocho en enero y termina en junio.

Figura 3. Aprovechamiento de las inflorescencias del chocho por poblador de la selva. Foto: Edith Carrera Sánchez.

Las inflorescencias del chocho no solo representan un banquete para los escarabajos y otros visitantes florales (Figura 2). En la región de los Tuxtlas, en el sur de Veracruz, las inflorescencias inmaduras de la palma de chocho son cosechadas por los pobladores para autoconsumo y venta en los mercados tradicionales (Figura 3); el fruto también es consumido, aunque en menor medida (Figura 4). Las inflorescencias del chocho se cocinan de muy diversas maneras: asadas, cocidas, con huevo o con chile, tomate y cebolla. Las inflorescencias del chocho, así como las de otras palmas, representan una fuente importante de proteína (24. 92%), fibra cruda (9.8% a 12.8%), lípidos (1.6% a 2.3%), hidratos de carbono (47.3 %) y minerales. Además, se ha reportado la elaboración de harina a partir de los frutos de esta palma. En especial se utilizó como sustituto para la elaboración de tortillas durante los periodos de escasez de maíz. En épocas pasadas las hojas también eran aprovechadas por los pobladores para techar sus casas, actualmente esta práctica está en desuso. Los troncos se utilizan en la elaboración de gallineros, cercas y para la elaboración de herramientas rústicas para la siembra.

Figura 4. Frutos de Astrocaryum mexicanum, comúnmente conocidos como coquitos. Foto: Francisco J. Gómez Marín.

Desafortunadamente, al ser una planta cubierta de espinas, la práctica habitual para cosechar la inflorescencia, localizada en lo alto de la planta, era cortar el tallo lo que provocaba la muerte de la palma. Aunado a esta práctica destructiva, el cambio de uso de suelo de las selvas generó una importante disminución de las poblaciones silvestres de la especie. Las personas mencionan que años atrás cada vez era más difícil encontrar la palma. Sin embargo, se han realizado esfuerzos desde las instituciones para promover la siembra de esta especie y la sensibilización sobre la importancia que tiene en el ecosistema. Afortunadamente, ya se cuentan con plantaciones y las personas han buscado maneras más apropiadas para cosechar la inflorescencia, como es el uso de palos largos con navajas. Debemos recordar que la sobreexplotación de cualquier recurso natural aumenta la pérdida del germoplasma e incrementa la erosión génica.

Figura 5. Producción de Astrocaryum mexicanum en vivero. Foto: Edith Carrera Sánchez.

En el caso de la región de los Tuxtlas, la Dirección de la Reserva de la Biosfera y grupos organizados de la sociedad civil, han fomentado la siembra de A. mexicanum, dotando de semilla y capacitación sobre la biología de la especie para mejorar su plantación (Figura 5). Dada la experiencia pasada y las prácticas de cosecha actuales sustentables permite la extracción de inflorescencias de una misma planta en repetidas ocasiones lo largo de los años. Esto no significa que la extracción nociva se haya detenido y que deje de ocasionar conflictos entre vecinos por el saqueo de inflorescencias. Aún falta mucho por hacer para lograr el aprovechamiento sustentable de este recurso como es la regulación en la venta y protección de ejemplares silvestres. Pero se han tomado pasos importantes para asegurar que tanto escarabajos como pobladores locales sigan disfrutando de los manjares que ofrecen las inflorescencias de Astrocaryum mexicanum, el chocho.

 

Pies de figura

Figura 1. Palma de chocho en su hábitat natural. Foto: Edith Carrera Sánchez.

Figura 2. Abeja nativa Trigona fulviventris visitando las inflorescencias del chocho. Foto: Francisco J. Gómez Marín.

Figura 3. Aprovechamiento de las inflorescencias del chocho por poblador de la selva. Foto: Edith Carrera Sánchez.

Figura 4. Frutos de Astrocaryum mexicanum, comúnmente conocidos como coquitos. Foto: Francisco J. Gómez Marín.

Figura 4. Producción de Astrocaryum mexicanum en vivero. Foto: Edith Carrera Sánchez.