¿PODEMOS REMEDIAR TODOS NUESTROS MALES CON VACUNAS?, LOS PARÁSITOS DICEN NO.

Por: 1Ismael Guzmán-Valdivieso, 2Miguel Calixto-Rojas, 3Carlos D. Pinacho-Pinacho

1  y 2Red de Biología Evolutiva, 3Red de Estudios Moleculares Avanzados, Instituto de Ecología A.C. 

 

Resumen

Aunque en la actualidad contamos con numerosas vacunas para prevenir muchas enfermedades, algunas tan añejas como la tuberculosis y otras tan recientes como la COVID-19; existen también otras enfermedades cuyo desarrollo de vacunas es una tarea casi imposible. Los parásitos, a menudo transmitidos de animales a personas (zoonosis) usualmente como alimento o por medio de un vector, representan un reto para combatirse por medio de vacunas.

 

Palabras clave

vacunas, enfermedades parasitarias, ictiozoonosis.

 

Figura 1.- Las vacunas son una forma segura de prevenir enfermedades. (Imagen “Vacunación IPV” con Sanofi Pasteu, “Poliovirus” por National Institutes of Health (NIH).

Artículo

Los organismos que causan enfermedades viven en todas partes, para protegernos contamos con un sistema inmune; sin embargo, algunos son difíciles de combatir y eliminar. Los más conocidos son las infecciones causadas por virus y bacterias. Afortunadamente, la investigación médica desarrolló una herramienta para preparar nuestro sistema inmune a reconocer y defenderse contra esos agentes infecciosos luchones. Las vacunas (Fig. 1) son una forma sencilla y eficaz de protegernos contra agentes infecciosos antes de entrar en contacto con ellos. Hoy en día disponemos de vacunas para protegernos contra muchas enfermedades. No obstante, existen otras para las cuales aún no existen vacunas, si bien es cierto algunas de ellas ya se administran experimentalmente, se sigue trabajando para que se encuentren disponibles de manera segura en todo el mundo.

Pero no sólo podemos ser víctimas de infecciones bacterianas o virales,  sino también parasitarias. Las parasitosis también provocan una enorme cantidad de enfermedades y constituyen actualmente un problema de salud pública. Principalmente se entiende por parásitos a dos tipos de patógenos: Los Protozoarios (como las amebas) y los gusanos Helmintos (como las lombrices intestinales).

Los Protozoarios son organismos unicelulares microscópicos, pueden afectar tejidos como el cerebro, pulmón, ojos, hígado (Toxoplasmosis), o el intestino (Amibiasis, Giardiasis) y la transmisión ocurre por vía oral al ingerir alimentos, tierra o agua contaminados. Otros tipos de protozoarios viven en la sangre (causantes de Malaria, Leishmaniasis, Tripanosomiasis), estos normalmente se transmiten mediante un vector, es decir, utilizando otro organismo como vehículo y dispersor, por ejemplo la picadura de un mosquito.

Los Helmintos por su parte son organismos multicelulares que generalmente se observan a simple vista en etapa adulta, producen huevos o larvas que se desarrollan en el ambiente (cuerpos de agua) u otro animal (un huésped intermediario) antes de infectar a los seres humanos. La transmisión de estos gusanos ocurre principalmente por vía oral al ingerir alimentos contaminados con el parásito. Las formas adultas de estos gusanos pueden habitar en diversos tejidos corporales, principalmente el tracto gastrointestinal y tejidos subcutáneos; mientras que las larvas también pueden provocar enfermedades en diferentes tejidos.

Figura 2.- La cisticercosis es una infección del estado larvario de Taenia solium en humanos y cerdos. (Elaboración propia con datos basados en la CDC).

La infección por Taenia solium (solitaria) (Fig. 2) al comer carne de cerdo mal cocida es tal vez el caso más simbólico de estas infecciones parasitarias. Pero si lo tuyo no son las carnes rojas y te consideras en menor riesgo de contraer este tipo de infecciones porque eres amante de los pescados y mariscos, lamentamos comunicarte que en estos organismos existen diversos agentes que pueden provocar enfermedades si son consumidos de manera cruda, ahumada, ceviches, sushi, sashimi u otras formas inadecuadas, conozcamos algunos casos de estas ictiozoonosis.

Figura 3.- Ciclo biológico de la Paragonimiasis. (Elaboración propia con datos basados en la CDC).

La Paragonimiasis (Fig. 3) y la Heterofiasis son infecciones causada por tremátodos del género Paragonimus y de la familia Heterophydae respectivamente. La primera se ha reportado en varias partes del país incluido el estado de Veracruz, esta infección afecta los pulmones; mientras que la segunda al tracto digestivo. Estos helmintos requieren un primer huésped intermediario que por lo general es un caracol, y un segundo huésped intermediario que por lo general son una gran variedad de peces, cangrejos, langostinos o camarones de agua dulce.

La Gnatostomiasis y la Anisakiasis son infecciones causada por parásitos nemátodos del género Gnathostoma y Anisakis respectivamente. Ambos han sido reportados en México. La primera se manifiesta como tumoraciones en la piel; mientras que la segunda ocurre en la mucosa intestinal. Estos parásitos requieren de un primer hospedero intermediario que por lo general es un copépodo, y un segundo hospedero intermediario que pueden ser peces, crustáceos y cefalópodos.

Desafortunadamente desarrollar una vacuna contra infecciones parasitarias es un problema sumamente complejo, ¿por qué es más difícil desarrollar una vacuna para parásitos que para virus o bacterias? Bueno, en el cuerpo humano algunos parásitos (protozoarios o helmintos) atraviesan una serie de etapas (quiste, larva, adulto) a lo largo de su ciclo de vida y en el camino ocupan diferentes tejidos (intestino, músculo, cerebro, sangre, hígado) por lo que se vuelve un reto mayúsculo que una vacuna actúe de manera eficiente sobre cada uno de esos blancos u objetivos; por si fuera poco, también han desarrollado mecanismos muy hábiles para evadir el sistema inmune. Un ejemplo de vacuna antiparasitaria es el de la Malaria (Fig. 4), con más de 30 años de investigación, numerosos ensayos y versiones, aún no ha sido posible dar solución a esta terrible enfermedad que toma la vida de 1,200 personas cada día. Otro ejemplo por desarrollar inmunización contra parásitos es el caso de la vacuna contra el Cisticerco, desarrollada en la UNAM, la cual está destinada a prevenir la enfermedad en los cerdos y con ello cortar el ciclo del parásito y evitar que llegue al ser humano.

Figura 4.- Ciclo biológico de Plasmodium, parásito responsable de la Malaria, así como estrategias de vacunas candidatas en las diferentes etapas de su ciclo de vida. (Modificada de https://doi.org/10.1038/d41586-019-03639-5).

Mientras se realizan esfuerzos por desarrollar vacunas contra parásitos, la lucha se libra empleando fármacos diseñados para eliminar o reducir el número de los mismos para que los síntomas desaparezcan, pero en muchos casos se vive con el parásito de por vida. Por lo tanto, debemos entender que la mejor defensa contra estos padecimientos continua siendo la prevención, en general las medidas consisten en evitar ingerir alimentos mal cocidos o crudos, evitar el contacto o consumo de agua o suelo contaminados y evitar las picaduras de insectos. ¡Cuida tu salud!

 

Pies de figuras: 

Figura 1.- Las vacunas son una forma segura de prevenir enfermedades. (Imagen “Vacunación IPV” con Sanofi Pasteu, “Poliovirus” por National Institutes of Health (NIH).

Figura 2.- La cisticercosis es una infección del estado larvario de Taenia solium en humanos y cerdos. (Elaboración propia con datos basados en la CDC).

Figura 3.- Ciclo biológico de la Paragonimiasis. (Elaboración propia con datos basados en la CDC).

Figura 4.- Ciclo biológico de Plasmodium, parásito responsable de la Malaria, así como estrategias de vacunas candidatas en las diferentes etapas de su ciclo de vida. (Modificada de https://doi.org/10.1038/d41586-019-03639-5).