POLINIZADORES INCÓGNITOS: LAS MOSCAS

Por: Sergio Ibáñez-Bernal y María Teresa Suárez-Landa

Red Ambiente y Sustentabilidad, Instituto de Ecología A.C. 

 

Los insectos conocidos comúnmente como moscas y mosquitos forman parte del orden Diptera. Los dípteros presentan un desarrollo con metamorfosis completa, lo que determina que en su ciclo de vida se reconozcan estados juveniles (huevo, larva, pupa) y adultos que difieren entre sí en su morfología, hábitos de vida y microambientes en los que se encuentran.

Los adultos presentan el primer par de alas membranosas que les sirven para volar mientras que el segundo par está modificado en unos órganos sensoriales conocidos como balancines o halterios durante su vuelo por lo que son excelentes voladores. También se caracterizan por presentar piezas bucales adaptadas para ingerir alimento líquido o previamente licuado por su saliva. Las larvas son muy variadas, pero en general tienen forma de gusano, carecen de patas articuladas y su cabeza puede tener su pared exterior rígida o ser suave y reducida inmersa en los siguientes segmentos de su cuerpo; las larvas pueden ser acuáticas, semiacuáticas o terrestres y pueden alimentarse de materia orgánica en descomposición, microorganismos, hongos y de partes de las plantas, o ser depredadoras, parasitoides o parásitas de muchos animales. Esta diversidad de formas, hábitos y hábitats determinan que los dípteros sean componentes comunes y necesarios en prácticamente todos los ecosistemas del planeta, con excepción de las aguas abiertas de los océanos y las áreas con hielo perpetuo.

Diptera es un grupo de insectos muy antiguo, cuyos registros fósiles datan de aproximadamente hace 240 millones de años habiéndose diversificado hace 150-100 millones de años en la mayoría de las familias que hoy conocemos. En el transcurso del Mesozoico, hace alrededor de 100-66 millones de años, también se diversificaron las plantas con flor (Véase Ramírez-Ponce, https://www.inecol.mx/inecol/index.php/es/ct-menu-item-25/ct-menu-item-27/17-ciencia-hoy/1680-la-revolucion-terrestre-de-las-plantas-con-flor-y-la-hiperdiversidad-en-insectos), así como las mariposas (Lepidoptera), abejas (Hymenoptera: Apoidea) y moscas (Diptera), fenómeno que debe estar relacionado, más que tratarse de una coincidencia.

A la fecha se han descrito alrededor de 160 mil especies de dípteros en el mundo, lo que los convierte en el segundo grupo de animales con mayor riqueza, además de que se debe considerar que todavía es un grupo poco estudiado. Se ha estimado que podrían existir en la actualidad alrededor de 250 mil especies, por lo que se conocería apenas el 40% de las especies a nivel mundial. México es un país megadiverso con alrededor de 10% de las especies biológicas del mundo, -como se ha observado en otros grupos de organismos-, por lo que deberían existir entre 16 mil y 25 mil especies de dípteros en el territorio. Sin embargo, el catálogo de autoridad del Orden Diptera de México más reciente indica que sólo se han registrado entre el 26 – 40.5% del total de especies que deben existir (Ibáñez-Bernal, http://www.conabio.gob.mx/institucion/proyectos/resultados/InfJE006.pdf).

Las especies de dípteros se clasifican en alrededor de 150 familias y 10,000 géneros pertenecientes a dos grandes grupos: los que presentan antenas largas y multiarticuladas (nematoceroideos) como los mosquitos y los que la tienen corta y con pocos artejos (Brachycera) como las moscas caseras. La mayoría de ellas han sido nombradas y clasificadas por las características morfológicas de los adultos, pero suele desconocerse su biología, hábitos, los factores que condicionan su presencia y abundancia, importancia en la funcionalidad de los ecosistemas y su distribución. Los hábitos y su biología, muchas veces se infiere por las características generales del género o familia a la cual pertenecen.

Debido a que los dípteros adultos succionan líquidos para alimentarse y las sustancias azucaradas ofrecen carbohidratos para proveer de energía para su sobrevivencia, el néctar de las flores es un recurso común para ellos. Se sabe que muchas especies son visitantes de las flores de las cuales comen néctar y polen. Desde luego que, al visitar las flores para alimentarse, el polen se adhiere a su superficie y sedas corporales, pudiendo transportar el polen a otras flores, teniendo como resultado su polinización. Las especies de alrededor de 71 familias de dípteros visitan flores de más de 550 especies de plantas y polinizan alrededor de 100 especies de plantas cultivadas con gran importancia comercial. Dentro de los dípteros visitadores de flores más comunes y abundantes se tienen las familias Culicidae, Ceratopogonidae, Mycetophilidae, Sciaridae, Bombyliidae, Tabanidae, Nemestrinidae, Syrphidae, Ceratopogonidae, Phoridae, Acroceridae, Calliphoridae, Muscidae, Tachinidae, entre otros.

Fig. 1. Mosquito de la familia Culicidae (Fotografía de Santiago Jaume Schinkel)

 

Es importante mencionar que, bajo ciertas circunstancias, las moscas pueden ser más abundantes que los himenópteros y por ello ser polinizadores más efectivos, además de que algunas plantas podrían ser únicamente polinizadas por algún tipo de díptero, como es el caso de la polinización del cacao (ver González-Venegas y Cultid-Medina https://www.inecol.mx/inecol/index.php/es/2013-06-05-10-34-10/17-ciencia-hoy/1234-mosquitos-gracias-por-el-chocolate) y para otras como la cebolla, el aguacate, diversas orquídeas, entre muchas otras plantas silvestres y cultivadas contribuyendo de manera importante a su polinización.

 

Fig. 2 Mosca de la familia Syrphidae (Fotografía de Santiago Jaume Schinkel)

 

Fig. 3
Mosca de la familia Tachinidae con polen pegado a sus patas (Fotografía de Santiago Jaume Schinkel).

 

Es por ello, que el estudio de los dípteros en sentido taxonómico, faunístico, de aspectos biológicos y ecológicos, entre otros, son necesarios para la conservación de los ecosistemas y para el aprovechamiento de los recursos naturales.

El estudio de los dípteros en México debe fomentarse ya que desconocemos gran parte de su fauna y por tanto el valor que cada especie tiene en la funcionalidad de los ecosistemas, lo que representa un área de oportunidad en biología para las nuevas generaciones.