DIVERSIDAD Y MADRIGUERAS DE ROEDORES

Alberto González-Romero

Red de Biología y conservación de Vertebrados, Instituto de Ecología, A.C.

Es bien conocido el hecho que la mayoría de los roedores viven en madrigueras que ellos mismos construyen, o que utilizan las que otros abandonan, e incluso ocupan sitios ya presentes como huecos, grietas en rocas, amontonamiento de rocas o escombras, troncos caídos, madera podrida etc.

Foto 1.- Madriguera de Chichilote (Foto A. González-Romero)

Foto 1.- Madriguera de Chichilote (Foto A. González-Romero)

Entonces encontramos también que la mayoría vive en madrigueras sencillas y otras construyen madrigueras complicadas como las ratas canguro y las ratas nopaleras, ambas de zonas áridas, y algunas construyen túneles muy elaborados, largos y en ocasiones con varios niveles como las ratas topo pelonas de África (Heterocephalus glaberi) y las tuzas de América (Familia Geomyidae). La forma y tipo de madriguera depende sobretodo de las condiciones ambientales, del tipo de sustrato y de la capacidad de las especies para cavar.  En México, quizás el grupo de las ardillas terrestres y las tuzas, son las más dotadas para cavar siendo estas últimas las que presentan las mayores adaptaciones para una vida hipogea (bajo la tierra).

Estas características y su comportamiento hacen que muchos roedores sean importantes por la actividad que tiene, ya que modifican el micro relieve de los sitios que habitan, y actúan como lombrices gigantes removiendo la tierra, incorporando materia orgánica al subsuelo, aireando la tierra y permitiendo la infiltración del agua al subsuelo. Estas actividades representan servicios ambientales valiosos para la conservación de los suelos y por ende de los ecosistemas, lamentablemente esta misma actividad va en contra de los intereses del hombre al perjudicar sus sistemas de riego artificial, el almacenaje de agua, y algunas veces pueden dañar los cultivos, ya que al construir o agrandar sus madrigueras la actividad subterránea daña las raíces de sus cultivos.

Foto 2.- Crotalus scutulatus salvini (Foto A. González-Romero)

Foto 2.- Crotalus scutulatus salvini (Foto A. González-Romero)

¿Pero, esto que tiene que ver con el Valle de Perote? El Valle de Perote es una planicie rodeada por la sierra del Cofre de Perote, la Sierra Norte de Puebla y campos de lavas, este valle cuya flora y fauna original es la característica de una pradera, está rodeada por bosques de Pino, Pino encino, Táscate y matorrales xerófilos en donde los roedores encuentran muchos sitios para refugiarse, sin embargo, cuando caminamos en la parte baja del valle en donde el paisaje está dominado por tierras de cultivo de riego y de temporal sembradas, preparadas para la siembra y/o abandonadas, así como áreas de pastizales inducidos, algunos con una antigüedad de 30 o más años y otras de dos, tres o más años en donde los pastos originales reclaman el terreno.

Foto 3.- Sceloporus escalaris (Foto A. González-Romero)

Foto 3.- Sceloporus escalaris (Foto A. González-Romero)

Cuando caminamos en este valle con curiosidad, nos percatamos que se encuentra fuertemente antropizado, pero aún existe vida silvestre, una de las especies más conspicuas es sin duda la ardilla de Perote o chichilote (Xerospermophilus perotensis), que generalmente la vemos corriendo a esconderse o parada en sus patas trasera vigilante, y con suerte podremos ver también alguna tuza (Cratogeomys fulvescens) entretenida en sacar tierra, pero generalmente nos percatamos de su presencia por los característicos montículos que deja su actividad cavadora. Si somos suficientemente cuidadosos en nuestro andar podremos ver asoleándose a alguna víbora de cascabel llanera (Crotalus scutullatus salvini), o a la rápida culebra corredora rayada (Salvadora bairdi) que va de un macollo a otro en búsqueda de lagartijas, las cuales también son fáciles de ver en el suelo o trepadas a los macollos de zacate tomando el sol u ocultándose de las serpientes o los halconcillos (Falco sparverius) y el siempre alerta verdugo (Lanius ludovicianus) buscando presas para empalar. Con suerte y podemos toparnos con algún camaleón (Phrynosoma orbiculare) o con algún escorpión (Barisia imbricata), ambas especies ahora raras porque son muy perseguidas por considerarlas venenosas, aunque esto es completamente falso ya que son inofensivas, y si somos muy observadores, seguramente podremos ver a la comadreja (Mustela frenata) con su rápida búsqueda de alimento corriendo de un sitio a otro como una imagen fugaz, entrando y saliendo de los hoyos y corriendo y saltando de macollo en macollo.

Foto4.- Phrynosoma orbiculare (foto A. González-Romero)

Al final de nuestro recorrido, uno se pregunta al observar esta riqueza que solo es revelada a los más observadores, ¿En dónde viven todos estos animales si lo único que se ve es terreno plano cubierto por zacates o tierra desnuda y no hay nada que parezca un refugio? Bueno, la respuesta la encontramos, al cabo de caminar y observar, se da uno cuenta que esta fauna está íntimamente ligada a las madrigueras de los roedores, principalmente a las de las ardillas y las tuzas. Las serpientes y lagartijas utilizan las madrigueras abandonadas de estos roedores para pasar la noche, protegerse de los enemigos y del clima, incluyendo a la comadreja que las usa además para almacenar presas capturadas y para criar a sus crías. Algunos de los reptiles como los camaleones y lagartijas llaneras utilizan los montículos de tierra suelta de las tuzas para enterrarse y pasar la noche y también utilizan estos sitios para depositar sus huevos.

Entonces vemos que los roedores y sus madrigueras, no solo proporcionan servicios ambientales a los habitantes del Valle de Perote, sino también, al menos a 17 especies de vertebrados que no hacen madrigueras les proporcionan refugio (1 anfibio, 6 lagartijas, 7 serpientes y 3 mamíferos) por lo que dependen de ellas en forma directa en este interesante valle, que a pesar de encontrase tan transformado por las actividades agropecuarias, gracias a los roedores aún viven en él un buen número de especies, algunas de ellas protegidas por las leyes mexicanas, en especial la ardilla endémica de Perote, que vale la pena conservar para las generaciones futuras.