JARDÍN BOTÁNICO CLAVIJERO: NATURALEZA, CIENCIA, EDUCACIÓN Y SOCIEDAD

Por: Milton H. Díaz-Toribio1, Eva M. Piedra-Malagón1, Andrew Vovides1

1Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero, Instituto de Ecología, A.C.

Correo electrónico: milton.diaz@inecol.mx, evis.piedra@gmail.com, andrew.vovides@inecol.mx

 

Resumen

Los jardines botánicos han contribuido a la conservación y conocimiento de la naturaleza desde hace muchos años. A través de sus colecciones científicas, podemos enriquecer inventarios florísticos, evaluar el estado de conservación de especies y desarrollar modelos de uso sustentable de diversos grupos de plantas.

 

Palabras clave

Colecciones científicas, Conservación, Plantas comestibles

 

Un poco de historia sobre los Jardines Botánicos

Desde la antigüedad el hombre se ha interesado en las plantas por los múltiples beneficios que puede obtener de ellas, tales como alimento, remedios medicinales, materiales textiles y de construcción entre muchos otros. Posiblemente este interés fue el que motivo a Teofrasto (discipulo de Aristóteles) a establecer en las cercanías de Atenas, el primer Jardín Botánico (JB) con la finalidad no solo de cultivar y embellecer el paisaje, si no también de tener un espacio destinado al estudio de las plantas. En otras regiones del mundo como Egipto, Mesopotamia, India y China también surgió el interés por las plantas y se fundaron famosos jardines donde se cultivaron hierbas medicinales, alimenticias y ornamentales, aunque no todas las plantas de estos jardines eran cultivadas con la finalidad de estudiarlas, estos míticos jardines fueron los precursores y fuente de inspiración de los Jardines Botánicos como los conocemos hoy en día1. El primer JB moderno, fue creado en el año 1544 (Pisa, Italia) por el botánico Luca de Ghini con la finalidad de estudiar plantas medicinales. En México, los primeros JBs son mencinados en los textos de Francisco Javier Clavijero (1852) y de Francsisco del Paso y Troncoso (1886), gracias a sus relatos sabemos que diferentes grupos como los Nahuas, Mayas, Zapotecos, Purépechas, Matlaltzincas y Totonacas, ya habían desarrollaron un especial interés por el conocimiento y cuidado de las plantas medicinales nativas, mucho antes de la llegada de los españoles. Desafortunadamente, existe poca evidencia de los jardines prehispánicos de México, con excepción de una colección de plantas medicinales del Lago de Pátzcuaro y breves menciones de los jardines de lztapalapa, Oaxtepec, Tetcutzingo y Chapultepec, donde se advierte su belleza por el asombro que causo a sus visitantes en las narraciones.

El Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero

El JBC fue inaugurado el 17 de febrero 1977 por el extinto Instituto de Investigaciones sobre Recursos Bióticos y desde 1989 forma parte del Instituto de Ecología, A. C. El JBC integra junto con otras fracciones colindantes, el Área Natural Protegida Estatal denominada “Parque Francisco Javier Clavijero”, decretada en 2012 dentro de la categoría de Reserva Ecológica Estatal. Dentro de sus instalaciones en una superficie de 7.5 hectáreas (Fig. 1), el JBC exhibe diversas colecciones y además mantiene 30 hectáreas de bosque de niebla denominado Santuario del Bosque de Niebla.

 

Figura 1. Vista general del Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero. Carlos Iglesias

 

Un Jardín Etnobiológico: ampliando los horizontes del JBC

Veracruz es uno de los estados con mayor diversidad biológica en México, y desde la época prehispánica ha existido una gran tradición local por el uso y aprovechamiento de las plantas nativas el cual fue enriquecido con el mestizaje. Con base en esta gran riqueza biológica y cultural del estado de Veracruz y gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), en el JBC se estableció un Jardín Etnobiológico Regional, el cual representa gran parte de la riqueza de especies vegetales utilizadas por los Veracruzanos, y además brinda un espacio de exposición de plantas útiles de la región centro de Veracruz. Este espacio esta integrado por especies emblemáticas utilizadas en la gastronomía y medicina tradicional, construcción, así como especies ornamentales.  Esta colección está organizada en pequeños “arriates” para contener cada especie y facilitar su mantenimiento (Fig. 2). En esta colección se destacan dos especies de maíces silvestres conocidos como milpilla, Zea perennis y Z. diploperennis especies mexicanas que pertenecen a la familia de los pastos, donadas por el Dr. Hugh Iltis (1925–2016) a finales de la década de los 70s.  Estas especies de maíces mexicanos, se pensaban extintas hasta 1970 cuando fueron redescubiertos en la Sierra de Manantlán, Jalisco. Otra especie de importancia medicinal es el sauco (Sambucus nigra var. canadensis) cuyas flores se usan popularmente por sus propiedades diuréticas, además de sus hojas con las que se elaboran ramos usados con fines ceremoniales en limpias y baños en temazcal. Otro ejemplo es la “llora sangre” (Bocconia frutescens), especie nativa que se distribuye hasta Sudamérica; en México se usa para teñir textiles, pero también tiene uso artesanal, medicinal, ornamental y como insecticida.

Figura 2. Una muestra de la colección etnobiológica del Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero. Phil Brewster

 

Dentro del grupo de las plantas comestibles destacan el “acuyo” Piper auritum (Fig. 3) que se usa en la cocina regional veracruzana para cocinar el pescado y los famosos tamales rancheros. También, Jatropha curcas cuyas semillas son conocidas como “ashté” o “piñón” y por su sabor almendrado, son utilizadas en diferentes guisos. No podemos omitir a el achiote (Bixa orellana), una planta de América Tropical que ha sido cultivada en territorio nacional desde tiempos precolombinos. En México se usan las semillas de esta especie en la cocina tradicional y como colorante natural comestible muy popular en la cocina yucateca. En la selva de la Amazonía los indígenas usan el colorante del achiote para adornar sus cuerpos.

 

Figura 3. Hoja santa (Piper auritum) especie comestible típica del centro de Veracruz. Eva Piedra

 

Conclusión

A través de las colecciones científicas de los Jardines Botánicos, podemos enriquecer inventarios florísticos, evaluar el estado de conservación de especies y desarrollar modelos de uso sustentable de diversos grupos de plantas aplicados en comunidades rurales y periurbanas, además contribuyen al rescate de los conocimientos y saberes tradicionales, indígena, rural y urbano asociado a las especies de plantas regionales. Es importante considerar el hecho de que el conocimiento y la conservación a través de los usos sustentables de la biodiversidad requiere la participación de la sociedad. El conocimiento tradicional asociado a especies de flora y fauna, abre la oportunidad de convertir a la zona central de Veracruz en un centro piloto de cultivo de plantas nativas útiles que podría inspirar a otros sitios del estado y del país para el aprovechamiento de esos recursos con participación de comunidades locales principalmente.

 

Agradecimientos

Agradecemos el apoyo al proyecto “Un Jardín Etnobiológico: Ampliando los horizontes del Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero en Xalapa, Veracruz” proporcionado por el FORDECYT de CONACYT, México bajo el número de proyecto 305103.

 

Bibliografía

1Vovides, A.P., Linares, E., & Bye, R. 2010. Jardines botánicos de México: historia y perspectivas. Secretaría de Estado de Veracruz. Veracruz, México. 232 p.

2Vovides, A.P. 2000. México: segundo lugar mundial en diversidad de cícadas. Biodiversitas 31: 6–10.

3Aiton, W. 1789. A catalogue of the plants cultivates in the Royal Botanic Garden at KEW. Hortus Kewensis 3: 477–479.

 

Pie de figuras:

Figura 1. Vista general del Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero. Carlos Iglesias

Figura 2. Una muestra de la colección etnobiológica del Jardín Botánico Francisco Javier Clavijero. Phil Brewster

Figura 3. Hoja santa (Piper auritum) especie comestible típica del centro de Veracruz. Eva Piedra