El costo de ser guapo

Carla Gutiérrez Rodríguez y Oscar Ríos Cárdenas

Red de Biología Evolutiva, Instituto de Ecología A.C. 

 

 

Resumen:

Las hembras de los peces cola de espada prefieren reproducirse con machos con espadas largas. Sin embargo, es más probable que estos machos sean depredados.

 

Palabras clave: peces cola de espada, Xiphophorus, machos atractivos, depredación

 

La familia Poeciliidae está formada por peces pequeños vivíparos (organismos en los que las crías se desarrollan dentro de la hembra) que habitan en ríos desde Estados Unidos hasta Sudamérica. A diferencia de otras especies de peces en los que las hembras depositan los huevos en el substrato, para fertilizar a las hembras, los machos de los peces de esta familia introducen el órgano copulatorio (gonopodio) en una apertura de las hembras (gonoporo) para transferir su esperma. El periodo de gestación (embarazo) dura entre 20 y 30 días dependiendo de la especie, la temperatura del agua y del fotoperiodo. Durante la gestación los embriones (individuos en primeras etapas de desarrollo) se alimentan de nutrientes que les proporciona la madre y de los nutrientes que se encuentran en los huevos. Al final del embarazo las hembras paren alevines (peces recién nacidos) en el mismo estado de desarrollo, lo cual puede tomar entre algunos minutos hasta horas.

El género de peces Xiphophorus se encuentra dentro de esta familia y a varias especies se les conoce comúnmente como peces cola de espada. El nombre común de estos peces se debe a que los machos sexualmente maduros tienen una espada, que es una elongación de la parte ventral de su aleta caudal o cola (Fig. 1). Las hembras sexualmente maduras tienen una mancha negra en su abdomen que rodea los órganos reproductores y no tienen espada (Fig. 1). Los peces cola de espada están divididos en dos grupos, el del norte, formado por nueve especies de peces nativos de México, que se distribuyen al norte del Río Nautla, en diferentes afluentes del Río Pánuco, en los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí e Hidalgo. El grupo del sur está formado por ocho especies que se distribuyen al sur del Río Nautla, en ríos del estado de Veracruz, así como en Belice, el norte de Guatemala y de Honduras (Fig. 2).

Fig. 1. Pez cola de espada, indicando el gonopodio y espada de un macho (abajo) y la mancha en el abdomen de una hembra (arriba). Foto internet

 

Fig. 2. Distribución de las especies de cola de espada que conforman los grupos del norte (indicadas con símbolos negros) y del sur (indicadas con símbolos azules). Foto internet.

Diversos estudios han encontrado que las hembras de los peces cola de espada prefieren a machos con ciertas características físicas y conductuales. Uno de los primeros estudios en demostrar esto se hizo por medio de experimentos en acuarios usando al pez cola de espada verde (X. hellerii), que pertenece al grupo del sur y se distribuye en los ríos de Veracruz (Fig. 3). En estos estudios se les dio a elegir a las hembras machos con diferentes tamaños de espada, y se encontró que prefieren a los machos con espadas más largas y entre más grandes son éstas más atractivos les parecen (Basolo 1990).

Fig. 3. Hembra (arriba) y macho (abajo) del pez cola de espada verde Xiphophorus hellerii. Foto internet.

 

Otra especie en la que se ha estudiado la conducta es el pez cola de espada pigmeo con joroba (X. multilineatus), que se encuentra en el grupo del norte y se distribuye en ríos de San Luis Potosí. Esta especie tiene dos tipos de machos, cortejadores y tramposos, que difieren en sus características físicas y conductuales (Fig. 4). Los machos cortejadores son más grandes, tienen una espada larga y bailan enfrente de la hembra para convencerla de que se reproduzcan con ellos. Una vez que convencen a la hembra le introducen su gonopodio para fertilizarla. Los machos tramposos, son más pequeños que los cortejadores y sus espadas son más cortas. Debido a que no son muy atractivos para las hembras (por sus espadas cortas y menor tamaño), en vez de bailarles para atraerlas, las persiguen y si las alcanzan las fertilizan con el gonopodio sin que ellas necesariamente quieran reproducirse con ellos. También se ha encontrado que en el hábitat natural de la especie las hembras tienen más hijos de machos cortejadores que de machos tramposos (Morris, Ríos-Cárdenas y Brewer, 2010).

 

Fig. 4. Macho tramposo (arriba) y cortejador (abajo) del pez cola de espada pigmeo con joroba Xiphophorus multilineatus. Fotos de Kevin De Queiroz.

Entonces, ¿por qué sigue habiendo machos tramposos en todas las poblaciones? Para reproducirse primero es necesario estar vivo. En las poblaciones naturales los machos están expuestos a depredadores y es posible que los machos con espadas más grandes sean más visibles para estos y por lo tanto tengan más probabilidad de ser depredados que los machos con espadas más cortas. Mediante un experimento en acuarios, se determinó si uno de los depredadores de los peces cola de espada (una especie de mojarra), atacaba más a machos de peces que tenían espada que a los que no tenían. Para esto se utilizaron dos videos de un mismo macho, haciendo diferentes movimientos, pero en uno de los videos se le borró digitalmente la espada. Se encontró que las mojarras atacaron más a los videos del macho con espada que a los videos del macho sin espada (Hernández-Jiménez y Ríos-Cárdenas 2012). Esto quiere decir que a pesar de que los machos cortejadores tienen más hijos, los hijos de los tramposos logran sobrevivir más que los de los cortejadores y se cree que esta es una de las razones por lo que existen ambos tipos de macho en las poblaciones naturales.

Este tipo de estudios nos ayudan a entender los factores que existen en la naturaleza que nos permiten mantener lo que conocemos como diversidad biológica. En algunas circunstancias es bueno tener ciertas características, pero en otras situaciones es mejor tener otras, y en un equilibrio individuos con diferentes características o diferentes especies pueden subsistir al mismo tiempo. Cuando se rompe ese equilibrio se puede perder la diversidad biológica que originalmente existía en la naturaleza.

 

Bibliografía

Basolo, A. L. 1990. Female preference for male sword length in the green swordtail, Xiphophorus helleri (Pisces: Poeciliidae). Animal Behaviour, 40, 332-338.

Morris, M. R., Ríos-Cárdenas, O. y Brewer, J. 2010. Variation in mating preference within a wild population influences the mating success of alternative mating strategies. Animal Behaviour, 79, 673-678.

Hernández-Jiménez, A. y Ríos-Cárdenas, O. 2012. Natural versus sexual selection: predation risk in relation to body size and sexual ornaments in the green swordtail. Animal Behaviour, 84, 1051-1059.

 

La opinión es responsabilidad de los autores y no representa una postura institucional”