Una frontera desconocida: la copa de los árboles
Reuber Antoniazzi & Wesley Dáttilo
Red de Ecoetología – Instituto de Ecología AC, México
Correo electrónico: wesley.dattilo@inecol.mx
Existen cerca de 3 trillones de individuos de árboles en el mundo, y casi la mitad de ellos se encuentran en los bosques tropicales (43%). En ambientes tropicales, algunos de los árboles más altos pueden llegar a medir 100 metros de altura. Cuando llueve en estos bosques, el agua de la lluvia puede tardar hasta diez minutos para tocar el suelo, ya que inicialmente las gotas de agua son detenidas por las hojas y ramas de los árboles, desde arriba hacia abajo. De esta manera, la intrincada complejidad de ramas, hojas, además de otras plantas que hay desde la copa de los árboles hasta el suelo comprende varias capas o estratos verticales. Esos estratos verticales pueden tener muchos nombres, pero de manera simple, el conjunto de copas de los árboles se conoce como el “dosel” y, abajo del dosel, al nivel del suelo, se le llama “sotobosque”. El dosel es más caliente y seco, debido a que está en contacto constante con el sol, por otro lado, el sotobosque es más húmedo y tiene menor temperatura, ya que se encuentra bajo la sombra del dosel. Estudios recientes dejan cada vez más claro que la gran diversidad de organismos en un bosque está íntimamente relacionada con la altura de los árboles, de tal manera que cuanto más altos sean los árboles de un bosque, mayor será la diversidad de organismos en la totalidad del bosque. Así, los árboles tropicales albergan una gran diversidad de organismos, ya que los árboles suministran comida y abrigo para un sinnúmero de especies. Algunas de las especies animales pueden ocupar los árboles en alguna parte de su ciclo de vida o incluso durante toda la vida, sin nunca siquiera tocar el suelo del bosque, algunos son: monos, osos perezosos, águilas harpías, tucanes, ranas y serpientes; así como, por ejemplo, toda la incalculable diversidad de insectos. Además de los animales, otras especies de plantas también pueden ocupar los árboles, como son: muérdagos, bromelias, orquídeas, helechos y también lianas (bejucos), que se trepan en los árboles para alcanzar la luz del Sol. Pero es importante mencionar que los organismos no se distribuyen de manera uniforme, y que las condiciones ambientales (como por ejemplo la temperatura y la humedad) determinan la distribución de la enorme biodiversidad de animales y plantas que viven sobre los árboles.
Cuando se observan todos los animales que ocupan la copa de los árboles tropicales, los insectos son los organismos que más se destacan por su gran diversidad y biomasa. En una investigación detallada donde se evaluaron todos los estratos verticales de un bosque tropical en Panamá, en un área cercana a un tercio del tamaño de la Ciudad de México, los biólogos hallaron más de 6,000 especies de artrópodos, por ejemplo, insectos y arañas, y aproximadamente el 70% de estas especies eran nuevas para la ciencia. Esos números son impresionantes, y se estima que para cada especie de vertebrado que se encuentran en estos bosques, existen por lo menos 300 especies de artrópodos. Cuando analizamos esta información en términos de la biomasa, el resultado es aún más impresionante, ya que, por ejemplo, si se considera solo el peso de todas las hormigas de un bosque tropical, estas llegan a pesar más que la suma de todos los vertebrados. De hecho, la biomasa de las hormigas que ocupan el dosel se encuentra entre el 20 y el 40% con respecto a todos los demás artrópodos. De manera similar, la tercera parte de la diversidad de hormigas en un bosque tropical está en las copas de los árboles. Esa gran biomasa y diversidad de hormigas, y el incalculable número de individuos, indica que esos organismos juegan un papel ecológico importante en los árboles, contribuyendo al mantenimiento de ambientes tropicales.
Las hormigas, tienen un papel importante en el dosel de los bosques tropicales. Muchas especies de hormigas ocupan distintas estructuras en los árboles para hacer sus nidos, como la corteza, el interior de ramas secas, las raíces de las bromelias, etc. Por lo tanto, muchas especies de hormigas son importantes aliados de los árboles, ya que estos les brindan alimento y abrigo, y de igual manera los árboles se favorecen de la protección que les brindan las hormigas al evitar que otros insectos se coman sus hojas, tronco y flores. Varias hormigas, actuando en conjunto, atacan a estos enemigos de las plantas usando sus poderosas mandíbulas y aguijones, ocupando extensos territorios a lo largo de varias copas de árboles en los bosques tropicales. Para transitar entre árboles, utilizan las lianas que sirven como puentes que conectan las copas de los árboles y que les permite desplazarse por el dosel de los bosques. Esta exitosa relación hormiga-árbol es solo un ejemplo de muchas relaciones que, como eslabones de una cadena, mantienen una cohesión de todo ese exuberante funcionamiento de los bosques tropicales.
El dosel es un ambiente bastante desconocido, pues muchas de las especies que lo habitan aún no han sido descubiertas por la ciencia. Actualmente, existen cerca de un millón de especies de insectos descritas por la ciencia y se estima que hay por lo menos cinco millones de especies. Es probable que muchas de esas especies que quedan por descubrir habiten el dosel de los bosques tropicales. Más allá de las especies, lograr entender el intrincado funcionamiento de este hábitat y sus particularidades, tales como las interacciones entre especies, por ejemplo, animales y plantas, es uno de los grandes retos de la ciencia. Pues para lograrlo se deben realizar observaciones en campo que a menudo implican una gran dedicación de tiempo, además de representar peligros para los científicos. Tradicionalmente, los científicos han estudiado los bosques mirándolos desde abajo, desde el nivel del suelo, brindando valiosos conocimientos a la ciencia. Esto siempre representó un gran reto, pues el acceso a los bosques tropicales intactos siempre ha sido una tarea desafiante para los científicos, pues implica largos trayectos en automóvil o embarcaciones, para posteriormente incursionar en largas caminatas que les permiten acceder a los sitios de interés. Sin embargo, aún más desafiante es vencer la dificultad de acceder a las copas de los árboles que muchas veces tienen el tamaño de grandes edificios, y que se encuentran en esos ambientes inhóspitos. Solo en las últimas décadas los investigadores han logrado acceder esos ambientes desconocidos llenos de diversidad y bellezas naturales. Así, los próximos hallazgos de la vida en la Tierra deben de encontrarse en el alto de las copas de los árboles, siendo esos ambientes la frontera del conocimiento en biodiversidad. Por lo tanto, preservar los árboles y concentrar los esfuerzos de investigación en estos sensibles ambientes deben de ser la agenda de la humanidad, para no nos arriesgarnos a perder toda esa biodiversidad sin ni siquiera conocerla.