Los trabajadores invisibles del campo están en peligro
Brenda Ratoni1, Benito Barreiro2 y Wesley Dáttilo1
1Red de Ecoetología, Instituto de Ecología AC, Xalapa, Veracruz, México
2Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México.
México tiene gran variedad de comidas que el mundo aprecia. Todos les ponen salsa a los tacos, acompañados con pepino y limón. Disfrutamos un coctel de frutas con chile del que pica y nos alivia el corazón una sopita hecha en casa. Toda felicidad está en la comida, pero si una noche, nos comemos una orden extra de tacos y al dormir, tenemos pesadillas. Soñamos que los alimentos se escasearon; vamos al periódico y encuentras el título: “Los trabajadores invisibles están en huelga”. Con logo dramático y a película muda en blanco y negro. Entendemos que las abejas desaparecieron y no fue una decisión propia sino una consecuencia de las actividades humanas.
Con estas palabras, destacamos la importancia de los polinizadores para nuestra vida. Eso es porque casi un 90% de las plantas son polinizadas por animales, principalmente insectos (eg. abejas, moscas y escarabajos). La polinización es un beneficio de la naturaleza que aporta a la sociedad y que mejoran la salud, economía y calidad de vida de las personas. De hecho, algunos cultivos son muy dependientes de polinizadores como la almendra, manzana, melón, pepino, entre otros. Sin embargo, actualmente estamos viviendo un declive de polinizadores a escala mundial. Entre las causas más estudiadas de pérdida de polinizadores, encontramos a la fragmentación de hábitats naturales, el cambio de uso de suelo (eg. de bosque a cultivos) y el uso de herbicidas. Por ello, requiere de atención el efecto de la perturbación al ambiente en que viven los polinizadores. Esto es porque la ausencia de polinizadores compromete nuestra calidad de alimentación y la función de los ecosistemas.
La perturbación del medio ambiente puede afectar la manera como plantas y los polinizadores se relacionan entre ellos. Por ejemplo, las altas temperaturas producido por el cambio climático afectan el crecimiento y reproducción de las plantas, alterando la distribución de las plantas. Es decir, los sitios en que pueden vivir. En el caso de los insectos, su distribución y crecimiento dependen de la temperatura ambiental, ya que, son organismos sin capacidad de producir calor interno por procesos metabólicos o fisiológicos. De esta manera, si las plantas y sus polinizadores presentan alteraciones fenológicas, ponen en riesgo la ocurrencia de la interacción.
Actualmente, las abejas aportan el 35% de la producción mundial de alimentos, siendo uno de los trabajadores invisibles más importantes desde hace miles de años, ayudando a las civilizaciones Prehispánicas. En Mesoamérica, los mayas producían miel y cera de las abejas, desarrollando extensos cultivos con las abejas nativas, conocidas como meliponas (ie. abejas sin aguijón). El consumo y su comercialización creo un vínculo religioso entre las abejas y los mayas, representado por el dios maya “Ah-Muzen-cab” o el que guarda la miel (Figura 1). Al que se le celebra para la buena cosecha de la miel. Actualmente, la producción de miel es importante en el país. De hecho, México ocupa el tercer lugar a nivel mundial de exportación de miel y de ello, dependen cerca de 43 mil productores en todo el país. Sin embargo, como ya se mencionó, las abejas se encuentran en declive poblacional a nivel mundial y necesitamos llamar la atención a la problemática. Por lo tanto, es necesario estudiar y conocer cómo las altas temperaturas generadas por el cambio climatico limita la capacidad de las abejas en forrajear. Esto se debe a que las abejas tienen una temperatura optima de forrajeo. Sin embargo, en muchos sitios del planeta están presentando temperaturas más altas de las que ellas pueden tolerar. Por lo que nos estaríamos enfrentando a un escenario próximo de pérdida de muchas interacciones entre plantas y sus polinizadores, provocando así la extinción de múltiples especies de plantas y animales; además de un desequilibrio ecológico dentro de las cadenas tróficas, teniendo repercusiones ambientales y económicas.
A pesar de nuestra relación socio cultural y económicamente dependiente con las abejas y sus productos, somos pocos conscientes de su presencia en las plantas y de los beneficios que nos ofrecen. Son pequeñas, de colores, algunas grandes, otras pocas y muchas en colonias; pero son éstas las trabajadoras que nos brindan alimentos y gran parte de la diversidad de plantas que conocemos. Por ello, al perder polinizadores, también estaríamos perdiendo una diversidad de alimentos. Y en honor a la felicidad que nos da la comida, requiere esfuerzo social y científico emprender en el conocimiento y manejo de las abejas como objeto de conservación.