Hueles a lo que comes? El caso de los olores afrodisiacos de los machos de las Moscas de la Fruta

Por: Larissa Guillén, Carlos Pascacio-Villafán, Alma Altúzar-Molina, Erick Enciso-Ortíz y Martín Aluja

Red de Manejo Biorracional de Plagas y Vectores

Instituto de Ecología A.C.

 

Resumen:  La dieta consumida en las etapas tempranas de desarrollo, afectan la composición química de la feromona sexual que usan los machos de Moscas de la Fruta para atraer a las hembras.

 

Palabras clave: Feromona sexual, Mosca Mexicana de la Fruta, Tephritidae.

 

¿Has oído hablar de las feromonas sexuales?  Son olores producidos por las hembras o machos cuando alcanzan la madurez sexual, es decir, cuando ya tienen órganos sexuales listos para la reproducción.  Las feromonas sexuales atraen al sexo opuesto y son fundamentales para el éxito reproductivo de los individuos.

En las verdaderas Moscas de la Fruta (Tephritidae) (no confundir con las Moscas del Vinagre [Drosophilidae]) que viven en los trópicos, algunas de ellas consideradas dentro de las diez plagas más devastadoras de frutos en el mundo, los machos listos para aparearse se agrupan en determinados sitios en árboles con el fin de atraer y cortejar a las hembras.  Estas agrupaciones de machos se llaman “leks” y se forman en sitios neutrales (sin alimento o frutos para poner huevos en el caso de las hembras), por lo que los machos dependen de su “sex appeal” para lograr que las hembras lleguen a los leks (Figura 1).  Para atraer a las hembras que se encuentran dispersas en otros sitios, estos machos producen y liberan al ambiente feromonas sexuales (olores formados con diferentes compuestos químicos volátiles), que al ser percibidas a la distancia por las hembras provocan que éstas se acerquen a los leks o sitios de apareamiento.

Figura 1. Parodia de moscas en un lek con machos cortejando mientras la hembra selecciona al mejor (Imagen: Mauricio Fabián Monribot Villanueva).

Las feromonas sexuales de las moscas funcionan como olores afrodisiacos porque aumentan el interés sexual de las hembras por un macho.  Una vez que la hembra llega al sitio de apareamiento elije a un macho para copular, que generalmente es el que emite la feromona de mejor calidad y que es capaz de demostrar su potencia física.  Para ser seleccionado por una hembra, un macho tiene que convencer con su intenso cortejo, el cual, además de la emisión de las feromonas sexuales (Figura 2) incluye pequeños giros del cuerpo, brincos y aleteos intensos que generan un zumbido perceptible por el oído humano y que se les conoce como cantos nupciales (Figura 3).

 

Figura 2. Macho de Anastrepha ludens en pleno cortejo exhibiendo las glándulas pleurales y anales mientras emite las feromonas sexuales (Foto: Erick Enciso).

 

Figura 3. Macho de Anastrepha ludens llamando a las hembras con un aleteo vigoroso que ayuda a dispersar la feromona sexual (Foto: Erick Enciso).

 

Aunque los machos cuentan con ese repertorio de comportamientos durante el cortejo, es claro que la señal o el estímulo más importante para atraer a distancia a una mosca hembra y generar el encuentro sexual, es el olor producido por los machos.  Por ello, se creía que las feromonas sexuales producidas por los machos de una especie eran estables en su composición y que lo único que cambiaba era la cantidad de feromona producida, la cual depende de la capacidad de cada macho.  Sin embargo, esto no es del todo así.  Recientemente, en una investigación que realizamos, y en el que basamos este artículo de divulgación de la ciencia (ver Aluja et al. 2020 para mayor información), encontramos que los olores feromonales producidos por los machos de la Mosca Mexicana de la Fruta Anastrepha ludens (plaga de mangos y cítricos), cambian dependiendo del tipo de fruta de la que se alimentaron los gusanos (larvas) que son una fase temprana en el desarrollo de una mosca adulta (la mayoría de los insectos pasan por las fases de huevo – larva – pupa – adulto en un proceso que se conoce como metamorfosis).

En este estudio, las larvas se alimentaron en diferentes frutos tales como naranja, toronja, mango, durazno, pera, manzana, granada, chile manzano, tomate y guayaba y también en frutos silvestres poco conocidos como el zapote blanco.  Los resultados fueron muy sorprendentes porque mostraron que independientemente de la dieta, existe un grupo de compuestos volátiles que son conservados en el olor de los machos, mientras que otros pueden agregarse y variar en función de lo que la larva consume.

La composición del bouquet de olores emitido por cada tipo de macho varió sorprendentemente de una composición simple como fue el caso en machos provenientes de chile manzano y tomate con cinco y seis compuestos (los compuestos comunes para todos los tipos de machos), a una composición mucho más compleja como la de la toronja y la guayaba con el doble de compuestos (Figura 4).  ¡Los olores de los machos cambian por lo que comen!

Figura 4. Composición de los olores feromonales producidos por machos de Anastrepha ludens criados en diferentes frutos. Cada color de la barra representa un compuesto químico diferente.

Las implicaciones de nuestra investigación, de acuerdo a como habíamos interpretado el comportamiento sexual de estos insectos hasta la fecha, así como en el desarrollo de estrategias de manejo de esta plaga, son todavía inciertas.  Por su poder de atracción, las feromonas sexuales han sido usadas para desarrollar atrayentes con el fin de atrapar/capturar a insectos plaga.  El haber descubierto que el olor de los machos de esta especie de mosca cambia de acuerdo con la dieta, plantea nuevos retos.  Sobre todo, en el caso de la Técnica del Insecto Estéril – TIE, la cual requiere de la cría y liberación de millones de machos estériles que compiten con los machos silvestres por las hembras silvestres con el fin de que estas se apareen con ellos y pongan huevos estériles/inviables, para disminuir/controlar de esta forma la plaga sin necesidad de usar insecticidas.  Si los machos de laboratorio emiten un olor/feromona muy diferente a los machos silvestres por la dieta artificial que consumieron como larvas, es posible que varias hembras silvestres los rechacen y la TIE pierda efectividad.  Más investigación es necesaria, pero por el momento, este estudio sirve como claro ejemplo del impacto que los alimentos pueden tener sobre aspectos tan importantes como la vida sexual de los organismos (incluyendo a los humanos que muchas veces también emitimos olores de acuerdo con lo que comemos, como es el caso del ajo).