Parásitos ferales

Miguel Rubio Godoy *

 

 

Feral: Del lat. ferālis ‘de fiera’, 1. adj. desus. Cruel, sangriento” dice la definición de la Real Academia Española.

Gusanos parásitos (Gyrodactylus) sobre la aleta de una tilapia. Micrografía electrónica de Greta Rosas, INECOL.

Al escuchar la palabreja “feral”, generalmente pensamos en animales domésticos que se han escapado y asilvestrado, como perros y gatos que se reproducen como locos y por ello representan un importante peligro para la fauna silvestre, con quien -cual fieras- compiten o a la que desplazan o se comen. Quizás vengan a la mente algunos animales de granja, que también han tenido impactos ecológicos nocivos, como las cabras abandonadas en islas que después dejan completamente pelonas, a punta de arrancar la vegetación a mordiscos; o los cerdos ferales que son voraces, agresivos y bien peligrosos; quizás merecedores de la descripción en desuso de “crueles y sangrientos”…

En ambos casos, los animales domesticados, tras escapar de la esfera humana, en cierto modo, han revertido su historia, pasando del estado doméstico a uno más bien salvaje, asilvestrado – después de miles de años de vida en común como dóciles animales acostumbrados a los humanos, se convirtieron (de nuevo) en fieras.

Hoy les quiero platicar de otros animales ferales, cuyas historias no escuchamos con tanta frecuencia: los peces y sus parásitos.

Crustáceo parásito (isópodo) infectando las branquias de una tilapia. Imagen reproducida con autorización; publicada originalmente en Shinn et al. 2023. A global review of problematic and pathogenic parasites of farmed tilapia. Reviews in Aquaculture 15: 92–153. DOI: 10.1111/raq.12742

Hay tres grandes fuentes de peces ferales, la acuacultura, las pesquerías y el acuarismo. En estas actividades, se han seleccionado e importado animales con características útiles o llamativas – por ejemplo, las truchas que son muy apreciadas como alimento y como reto para los pescadores deportivos, que se han importado a nuestro país desde fines del siglo XIX; o los llamativos guppies, pececillos cuyos bonitos colores y fácil mantenimiento los han hecho favoritos de los acuarios desde hace años.

Hay algunas especies de peces que llevan tanto tiempo en México, que hasta suena raro pensar que no son originarias de nuestro país; por ejemplo, las carpas, que llegaron en la década de 1870 desde Francia, a donde habían sido transportadas de Asia desde antes del siglo XVIII. Las carpas, de hecho, se pueden considerar como peces alimenticios y también de ornato: son sabrosas y bonitas. Por eso, en todo el mundo, incluido nuestro país, hay carpas asiáticas en presas y lagos como fuente de alimentación y, en estanques como ornamentación. Por supuesto, a lo largo de los siglos, las carpas importadas han llegado a los cuerpos de agua naturales; ya sea accidentalmente pues lograron escapar del confinamiento, o intencionalmente, como parte de programas de siembra de peces para la acuacultura. O sea que en todos lados hay poblaciones de carpas ferales: peces que originalmente estaban en cautiverio, y tras escapar, han logrado sobrevivir y establecerse fuera de su rango de distribución natural. Aparte de que, al igual que los perros y los gatos ferales, las carpas introducidas compiten con los peces y otros organismos nativos, resulta que desde que fueron transportadas de Asia al resto del mundo, con los peces se fueron de aventón sus parásitos; y en el caso de las carpas, se trata del gusano parásito más exitoso del mundo como especie invasora, la llamada lombriz o céstodo asiático, Schyzocotyle acheilognathi. Aunque este parásito sobre todo infecta carpas y peces cercanamente emparentados con ellas, agarra más o menos parejo: se ha documentado que en México infecta a muchas otras especies comunes de peces de agua dulce, como los pecílidos (guatopotes), las percas y los charales; este bicho ha invadido a 22% de las especies de peces dulceacuícolas del país.

Y lo malo es que la lombriz asiática es un gusano grandote (¡pueden llegar a medir 50 cm!), que al infectar el intestino de sus hospederos ocasiona una variedad de efectos negativos (bloqueo, erosión, perforación intestinal, etc.), además de inducir la desnutrición de los peces; se han documentado varios eventos de mortalidad masiva de carpas en granjas y represas, atribuibles a la infección. Aunque no hay datos concluyentes, el hecho de que haya tantos peces nativos infectados con el céstodo asiático, implica un importante riesgo para su conservación.

Otro ejemplo similar es el de las tilapias, peces africanos que se empezaron a distribuir globalmente a partir de los 1950, para incrementar la productividad acuícola. Y al igual que con las carpas, con las tilapias, se fueron de gira mundial sus parásitos: hoy hay peces y gusanos africanos ferales en todos lados (excepto Antártica); y los parásitos africanos han logrado infectar a los peces nativos, incluso a algunos que no son parientes de las tilapias. También en este caso, el parásito afecta y puede matar a los peces cultivados; y no se sabe qué efecto tenga sobre los peces nativos, en los que se ha registrado.

En nuestro grupo de trabajo, estudiamos los parásitos que infectan a los peces cultivados y silvestres en México, con un objetivo doble: en las granjas, para prever, e idealmente, prevenir infecciones y promover la productividad acuícola; en los cuerpos de agua, para conocer la fauna parasitaria nativa, y para evaluar el impacto de los parásitos exóticos en las poblaciones de peces silvestres, que de por sí enfrentan retos importantes para sobrevivir.

Céstodos parásitos de la tilapia. La figura (a) muestra a Schyzocotyle acheilognathi. Imagen reproducida con autorización; publicada originalmente en Shinn et al. 2023. A global review of problematic and pathogenic parasites of farmed tilapia. Reviews in Aquaculture 15: 92–153. DOI: 10.1111/raq.12742

 

Referencias

Salgado-Maldonado G & Rubio-Godoy M. 2014. “Helmintos parásitos de peces de agua dulce introducidos”. En: Especies acuáticas invasoras en México. Mendoza R y Koleff P. (Eds.). Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, México, D.F. ISBN: 978-607-8328-04-8. Págs. 269–285

García-Vásquez A, Pinacho-Pinacho CD, Guzmán-Valdivieso I, Calixto-Rojas M & Rubio-Godoy M. 2021. Morpho-molecular characterization of Gyrodactylus parasites of farmed tilapia and their spillover to native fishes in Mexico. Scientific Reports 11: 13957. DOI: 10.1038/s41598-021-93472-6

García Feria LM, Rubio Godoy M & Rísquez Valdepeña A. 2022. Impactos de la fauna feral sobre salud, vida silvestre y economía. Eco-Lógico, Vol. 3, No. 2, pp. 70–79

Shinn AP, Avenant-Oldewage A, Bondad-Reantaso MG, García-Vásquez A, Hernández-Orts JS, Kuchta R, Longshaw M, Metselaar M, Pariselle A, Pérez-Ponce de León G, Pradhan PK, Rubio-Godoy M, Sood N, Vanhove MPM & Deveney MR. 2023. A global review of problematic and pathogenic parasites of farmed tilapia. Reviews in Aquaculture 15: 92–153. DOI: 10.1111/raq.12742

Pinacho-Pinacho CD, Sánchez Angeles J, Martínez-Ramírez E, Calixto-Rojas M & Rubio-Godoy M. 2023. Feral parasites: African monogeneans recorded in ferine Nile tilapia in Oaxaca, Mexico. Aquaculture. DOI: 10.1016/j.aquaculture.2023.739974

 

* Red de Biología Evolutiva, Instituto de Ecología, A.C.

 

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