Reposicionamiento farmacológico; nuevos usos de medicamentos conocidos

Carolina Montiel Gabriel, Estudiante de Biología de la Universidad Veracruzana,

Yoshajandith Aguirre Vidal, Red de Estudios Moleculares Avanzados, Instituto de Ecología A.C. 

 

Ilustraciones: María Teresa Jiménez Segura, INECOL

 

Resumen: El reposicionamiento farmacológico es una estrategia para darle nuevos usos a medicamentos ya conocidos y ha sido de gran utilidad frente a situaciones de emergencia como la pandemia de COVID-19.

 

Palabras clave: reposicionamiento farmacológico, COVID-19, nuevos tratamientos.

El desarrollo de nuevos medicamentos tiene como objetivo ayudar a la prevención y tratamiento de enfermedades para mejorar y extender la calidad de vida de la población. Sin embrago, este es un proceso muy largo, complejo y costoso. Se estima que el desarrollo de nuevos medicamentos puede tardar de 10 a 15 años y requerir de una inversión de alrededor de 800 millones de dólares (Figura 1). Pero ¿Por qué el desarrollo de nuevos medicamentos toma tanto tiempo y es tan costoso? Esto se debe a que para desarrollar medicamentos confiables es necesario cumplir con varias etapas. En primer lugar, se realiza una búsqueda de moléculas bioactivas, estas pueden obtenerse de diferentes fuentes, ya sean naturales (plantas, hongos, suelo, microorganismos o animales), sintéticas (diseñadas y sintetizadas en el laboratorio) o semisintéticas (modificaciones a moléculas obtenidas de fuentes naturales) (Figura 2). Esta búsqueda se realiza utilizando diferentes criterios que van desde la consideración de los conocimientos etnomédicos, el cribado de alto rendimiento hasta el diseño racional, aquí se realiza la optimización de las moléculas bioactivas, y se inicia con la evaluación de sus posibles interacciones con blancos terapéuticos y características farmacológicas, lo que implica uno de los mayores gastos de tiempo y dinero. Se estima que de cada 10,000 moléculas bioactivas que se identifican solo 250 pasan a la siguiente fase. Después se continuación con el desarrollo preclínico. En esta etapa se llevan a cabo estudios experimentales en modelos animales que brindan información sobre toxicidad, mecanismo de acción, farmacocinética (absorción, distribución, metabolismo y excreción) y farmacodinamia (mecanismo de acción) de las moléculas bioactivas. Posteriormente sigue la fase clínica que implica estudios en humanos, esta etapa permite observar la efectividad y seguridad de los fármacos que finalmente deben ser aprobados por las autoridades correspondientes de cada país para su comercialización, y aún en este punto, se seguirán vigilando sus efectos en la población (farmacovigilancia) (Figura 3).

 

Figura 1. . El desarrollo de un nuevo medicamento requiere de mucho tiempo y dinero. (Ilustración: María Teresa Jiménez Segura INECOL).

 

 

Figura 2. Fuentes de obtención de moléculas bioactivas. (Ilustración: María Teresa Jiménez Segura INECOL).

 

 

Figura 3. Etapas del desarrollo de fármacos. (Ilustración: María Teresa Jiménez Segura INECOL).

 

Y en casos de emergencia ¿Podemos agilizar la búsqueda de nuevos tratamiento? La respuesta es sí, y es precisamente en estas situaciones en las que cobra fuerza el reposicionamiento farmacológico, que es una estrategia utilizada en la búsqueda y desarrollo de nuevos tratamientos que se enfoca en encontrar nuevos usos a medicamentos ya existentes, es decir, medicamentos que ya han sido aprobados en estudios clínicos y se encuentran a la venta en farmacias.

El reposicionamiento farmacológico tiene muchas ventajas, por ejemplo, reduce las probabilidades de fracaso debidas a toxicidad, pues estos medicamentos ya cuentan con estudios clínicos previos. También reduce los costos y tiempo necesario para el desarrollo de un nuevo tratamiento debido a que ya existe información sobre seguridad, farmacocinética, formulación y disponibilidad del fármaco. Sin embargo, cabe resaltar que cualquier cambio en la formulación, dosificación o vía de administración, requerirá de nuevos estudios de seguridad del fármaco bajo las nuevas condiciones.

Durante las últimas décadas el reposicionamiento de medicamentos ha tomado fuerza y existen cada vez más ejemplos de fármacos que se han reposicionado como nuevos tratamientos. Uno de los grandes éxitos en el reposicionamiento es el ácido acetil salicílico (aspirina) un antiinflamatorio al que se le encontró una excelente actividad como antiagregante plaquetario. Otros ejemplos son: la duloxetina, que originalmente se desarrolló como antidepresivo y posteriormente se descubrió que también era útil para tratar la incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE); la dapoxetina, descrita originalmente como antidepresivo y posteriormente se descubrió su efectividad para el tratamiento del trastorno de la eyaculación precoz; el Sildenafilo, desarrollado para tratar angina de pecho, que en el proceso demostró su utilidad para el tratamiento de la disfunción eréctil,  y ahora ha sido reposicionado como tratamiento de primera línea en la hipertensión pulmonar; o la amantadina un medicamento usado para la gripe, que fue reposicionado para el tratamiento de la Enfermedad de Parkinson.

Uno de los momentos en los que más se ha recurrido a la búsqueda de tratamientos por medio de reposicionamiento farmacológico es en las emergencias sanitarias como sucedió de manera reciente desde marzo del 2020 con el inicio de la pandemia de COVID-19. A partir de este momento se comenzaron varios protocolos enfocados al reposicionamiento farmacológico contra el virus SARS-CoV-2. En mayo del 2020 la FDA aprobó el uso de remdesivir (un fármaco utilizado originalmente para tratar el ébola) como el primer fármaco autorizado para el tratamiento de COVID-19, aunque en estudios posteriores mostró poca efectividad. El umifenovir es un agente antiviral autorizado para la profilaxixs y el tratamiento de la influenza, que en estudios in vitro ha demostrado la inhibición de SARS-CoV-2. La enoxapirina un anticoagulante reposicionado para uso de emergencia en pacientes con COVID-19 de moderado a severo. Finalmente, en enero del 2022 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), autorizó para uso de emergencia el tratamiento oral de molnupiravir (un antiviral desarrollado recientemente para tratar la gripe), para atender pacientes con COVID-19 leve o moderado, y con alto riesgo de complicaciones.

Con base en los muchos ejemplos de reposicionamiento exitoso de fármacos y a la utilidad de esta estrategia de búsqueda en momentos de crisis sanitarias, es importante reconocer al reposicionamiento farmacológico como una excelente estrategia para la búsqueda de nuevos tratamientos.

 

Pie de figura:

Figura 1.  . El desarrollo de un nuevo medicamento requiere de mucho tiempo y dinero. (Ilustración: María Teresa Jiménez Segura INECOL).

 

Figura 2. Fuentes de obtención de moléculas bioactivas. (Ilustración: María Teresa Jiménez Segura INECOL).

 

Figura 3. Etapas del desarrollo de fármacos. (Ilustración: María Teresa Jiménez Segura INECOL).